Un informe propone incluir en el tratado global sobre plásticos una quincena de medidas para reducir un 30% la producción de plástico virgen y un 90% los residuos mal gestionados para el año 2040.
Los plásticos están presentes en una enorme diversidad de aplicaciones y desempeñan un papel fundamental en nuestra vida diaria y en la economía mundial. Sin embargo, su omnipresencia tiene un importante coste social y medioambiental. El sistema del plástico se encuentra en una encrucijada: Sin una acción global concertada, la producción de plástico virgen podría aumentar un 66%, de 430 millones de toneladas (Mt) en 2019 a 712 Mt en 2040, casi duplicando los volúmenes de plástico mal gestionados hasta 205 millones de toneladas y aumentando significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), alimentando aún más la triple crisis planetaria.
O se puede aprovechar la oportunidad única de las negociaciones en curso para un tratado mundial sobre el plástico para acabar con la contaminación plástica mediante la aplicación de políticas mundiales transformadoras en todo el ciclo de vida de este material, reduciendo drásticamente los plásticos mal gestionados y la producción de plástico virgen para 2040.
El informe «Hacia el fin de la contaminación por plásticos para 2040», elaborado por Systemiq para el Consejo Nórdico de Ministros de Clima y Medio Ambiente, presenta un conjunto de 15 intervenciones políticas de carácter global para acabar con la contaminación por plásticos, abogando por un enfoque integral que vaya más allá de las meras soluciones de gestión de residuos.
Según sus autores, si se adoptan universalmente estas medidas y se apoyan en un conjunto de normas mundiales comunes en el acuerdo internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación por plásticos, estas políticas podrían reducir los volúmenes anuales de residuos plásticos mal gestionados en un 90% y el uso de plástico virgen en un 30% para 2040 en relación con los niveles de 2019.
Más allá de las cifras, el informe profundiza en las repercusiones más amplias de la contaminación por plásticos, como las amenazas a la biodiversidad, los riesgos para la salud y la urgente necesidad de una transición justa, y subraya la urgencia de unas normas globales exhaustivas y vinculantes y de la colaboración para impulsar el cambio de sistemas necesario.
En concreto, las 15 medidas propuestas en el informe son las siguientes:
- Objetivos para reducir los volúmenes de plástico virgen, calculados según el sector y el contexto local.
- Tasas sobre el plástico virgen para financiar soluciones a lo largo del ciclo de vida del plástico, con tasas que oscilen entre 1.000 y 2.000 dólares/tonelada para 2040, calculadas por regiones.
- Herramientas de aplicación específica para reducir el consumo de plástico en el sector textil, la pesca y la acuicultura, el transporte y la construcción.
- Prohibición de los plásticos de un solo uso evitables, para incentivar su eliminación, el cambio a modelos de reutilización y la sustitución.
- Objetivos de reutilización para sustituir plásticos de un solo uso evitables, entre el 15% y el 100%, calculados por aplicaciones.
- Criterios de eliminación progresiva de plásticos problemáticos, aplicaciones de polímeros y sustancias químicas preocupantes, incluyendo prohibiciones y pasando a «listas seguras» progresivamente.
- Normas de diseño para la reutilización segura, la reparación, la durabilidad y el reciclado rentable, estimadas según la aplicación y el contexto local.
- Objetivos para las tasas de recogida y reciclado, incluida la recogida selectiva de plásticos.
- Esquemas de responsabilidad ampliada del productor (RAP) modulados aplicados en todos los sectores, con cánones de 300 a 1.000 dólares/tonelada, calculados por región y por producto.
- Controles para una transición justa del sector informal, mejorar sus derechos laborales y humanos.
- Restricciones al comercio de residuos plásticos, para impedir las exportaciones a zonas con capacidad limitada.
- Normas sobre la eliminación controlada de residuos que no pueden evitarse o reciclarse de forma segura, como último recurso para evitar la mala gestión de los plásticos.
- Programas de mitigación y eliminación de plásticos heredados en el medio ambiente, aunque se sigue dando prioridad a soluciones que eviten las emisiones en primer lugar.
- Políticas aguas arriba para reducir el uso y las emisiones de microplásticos, mediante prohibiciones, sustitución, mejores diseños de productos mantenimiento preventivo y cambios de comportamiento.
- Políticas de captura de microplásticos en origen, seguidas de una eliminación controlada, priorizando la captura en origen frente a la captura a través de sistemas de tratamiento de aguas residuales.
La prioridad de estas políticas es reducir la producción de plástico virgen (hasta un 30% menos en 2040). Después, el escenario se centra en ampliar la circularidad, a través de la reutilización, la reparación y el reciclaje -que incluye multiplicar por siete la capacidad global de reciclaje-, seguido de la eliminación controlada necesaria para los residuos que no se pueden prevenir ni reciclar.
La aplicación de las políticas propuestas podría proporcionar ahorros importantes en el gasto público acumulado durante el período 2025-2040 debido a la reducción de los residuos plásticos que los municipios deben recolectar y gestionar. Sin embargo, esos ahorros se aplicarían predominantemente a regiones con infraestructura existente, mientras que aquellas que hoy carecen de infraestructura aún necesitarían aumentar su gasto.
Sin embargo, el informe también destaca que incluso con estas intervenciones, 13 Mt de plásticos seguirían mal gestionados, incluidas 5 Mt de microplásticos, lo que tendría impactos negativos tanto en la salud humana como en el medio ambiente. El informe sostiene que, por lo tanto, faltan soluciones y que se necesitaría más innovación, investigación y datos.
Por otro lado, aunque el escenario propuesto mitiga las emisiones de gases de efecto invernadero hasta un 40% frente al escenario actual, serían necesarias más medidas para alinearse con los objetivos del Acuerdo Climático de París.
Yoni Shiran, socio y líder de Plásticos de Systemiq , explica que «este informe establece un nuevo punto de referencia y muestra que la aplicación de 15 intervenciones políticas de gran alcance a nivel mundial podría llevarnos muy lejos en el camino hacia el fin de la contaminación por plásticos para 2040. El paquete de medidas propuesto constituye un punto de partida. Sin embargo, se necesitan medidas adicionales y más contundentes para eliminar por completo los plásticos mal gestionados, abordar los riesgos para la salud y la biodiversidad, garantizar una transición justa y hacer frente a la crisis climática».
El informe subraya la importancia de una economía circular libre de tóxicos y destaca los riesgos para la salud de los plásticos, especialmente para los grupos vulnerables expuestos a sustancias químicas tóxicas durante todo el ciclo de vida del plástico. Además, exige investigación e innovación urgentes para mitigar las emisiones de microplásticos, escalar modelos de reutilización, avanzar en la clasificación y el reciclaje e introducir materiales alternativos seguros, así como el desarrollo de investigaciones y datos científicos para apoyar la formulación de políticas.
En calidad de presidente del Consejo Nórdico de Ministros de Clima y Medio Ambiente, Gudlaugur Thór Thórdarson, ministro islandés de Medio Ambiente, Energía y Clima, ha declarado que «un tratado ambicioso sobre el plástico es una oportunidad única para acabar con la contaminación por plásticos de aquí a 2040. Este informe muestra cómo las actuales políticas mundiales, aunque se mejoren, no resuelven por completo la contaminación por plásticos. Por lo tanto, tendremos que afrontar duras negociaciones, impulsar más innovación, reunir nuevos conocimientos y movilizar políticas más ambiciosas para conseguirlo. Nuestro futuro exige una economía del plástico verdaderamente circular y océanos limpios».