Una de las conclusiones más llamativas del estudio fue que las plantas expuestas a microplásticos tenían una mayor proporción de carbono en la raíz, pero este carbono no procedía de la planta, sino del plástico.
Un estudio coordinado desde la Universidad de Concepción (UdeC, Chile) ha evaluado la potencial absorción de microplásticos en vegetales. Los resultados se han publicado en un artículo en la prestigiosa revista científica Science of Total Environment. La investigación, liderada por Mauricio Urbina, del Departamento de Zoología de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas (UdeC), y Juan Pedro Ferrio, investigador ARAID del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), reveló un efecto negativo de la acumulación de microplásticos en torno a la raíz en un cultivo de maíz hidropónico.
Ante el interrogante de cómo los microplásticos podrían afectar ciertos vegetales, el Dr. Urbina, experto en el estudio de microplásticos en organismos marinos, buscó la colaboración del Dr, Ferrio, entonces miembro del Departamento de Botánica de la UdeC. Junto con los Drs. Felipe Aburto, de la Facultad de Ciencias Forestales (UdC), y Francisco Correa, de la Universidad Autónoma de Chile, estudiaron el desarrollo de un cultivo hidropónico de maíz en un medio nutritivo, con o sin presencia de microplásticos.
El experimento se llevó a cabo en maíz por su forma de fijar carbono, que permite diferenciar, mediante isótopos de carbono, la materia orgánica vegetal de los plásticos de origen fósil. Una de las conclusiones más llamativas fue que las plantas expuestas al microplástico tenían una mayor proporción de carbono en la raíz, pero este carbono no procedía de la planta, sino del plástico. Por el contrario, el estudio no mostró presencia de microplásticos en la parte aérea.
“La mala noticia es que en un cultivo hidropónico con aguas contaminadas, los microplásticos se adhieren a las raíces de las plantas, y hacen que la planta tenga un menor crecimiento, limitando la captación de agua y nutrientes;la buena noticia es que este plástico queda atrapado en la raíz, no pasa a las hojas, o al fruto…”, comenta el Dr. Urbina.
Pero incluso la acumulación en raíz es preocupante. En muchas especies cultivadas se consume la raíz y otros órganos subterráneos, como la zanahoria o la patata. Por otro lado, en algunos países se fomenta el cultivo hidropónico de maíz y otros cereales como forraje verde para animales, ya que puede producirse en las propias granjas. “El problema es que del forraje hidropónico se consume todo, incluso las raíces, lo que aumentaría la exposición del ganado al microplástico”, puntualiza Juan Pedro Ferrio.
Curiosamente, hay muy pocos estudios en esta materia. Si se considera que solo el 10% de los microplásticos termina en el mar —lo que ha sido el principal objeto de estudio— el otro 90% está en la tierra, en los vertederos.
Urbina señala que este estudio es apenas el cuarto o quinto en dicha materia. “ Falta determinar hasta qué punto estos procesos se ven reforzados o limitados en cultivos sobre el suelo, así como la forma en la que se acumula el microplástico. Hasta el momento, los escasos estudios llevados a cabo con plantas en maceta también sugieren limitaciones en el crecimiento” comenta el Dr. Ferrio.