Este innovador envase puede ser desechado junto con el resto de basura orgánica y utilizarse en la elaboración de compost.
El Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS) ha desarrollado con éxito una novedosa malla para envasar cítricos, patatas, cebollas o moluscos que, a diferencia de las convencionales, no es necesario separar de la basura orgánica para su reciclado. La nueva malla es biodegradable y compostable, por lo que debe ser depositada con el resto de residuos orgánicos generados tanto en el hogar como en las superficies comerciales.
Uno de los aspectos más destacables de la malla biodegradable es su coste, ya que a pesar de presentar un valor añadido tan importante como la biodegradabilidad y compostabilidad, el precio del producto final solo aumentaría en un céntimo por kilo de producto envasado. Es decir, que cinco kilos de patatas envasados en malla biodegradable costarían cinco céntimos más que la misma cantidad envasada en la malla tradicional, lo que mantiene el sobrecoste en un rango de precios muy asumible para la industria de la alimentación.
Mismas características, más propiedades
La malla biodegradable cumple con todos los requerimientos funcionales para envasar desde patatas, ajos y cebollas, hasta mariscos y moluscos, pasando por cítricos y verduras. Tanto es así, que se puede fabricar en todas las variantes presentes en el mercado: orientadas (las que mantienen su forma original con el producto en su interior: para ajos y moluscos, por ejemplo), las no orientadas (para cítricos, patatas y una gran variedad de productos hortofrutícolas) y las combinadas (diseñadas para poder ver el producto y que éste transpire, pero que evitan que los residuos o polvo caigan fuera del envase).
Pero además de mantener todas la propiedades de una malla convencional, estos nuevos envases biodegradables son también compostables. Esto quiere decir que, en condiciones de compostabilidad industrial, se convierten en abono para las plantas en un tiempo inferior a seis meses, incorporándose así de nuevo al ciclo del cultivo de los productos que habían contenido.
Este innovador envase es el resultado de las investigaciones llevadas a cabo por AIMPLAS en el marco del proyecto ECOBIONET, en colaboración con la firma gallega Ecoplas, la murciana Cristobal Meseguer, la alemana Tecnaro y la compañía belga OWS, y ha contado con la financiación del Programa Marco para la Competitividad y la Innovación (CIP).