Los textiles sintéticos, la goma de los neumáticos o el polvo de la carretera son algunas de las principales fuentes de microplásticos que a través del aire entran en nuestro organismo, sin que sepamos con certeza el alcance sobre nuestra salud de la exposición continua a estas micropartículas.
En el agua potable, en la sal de mesa, en el aire que respiramos…, los microplásticos están en todas partes. Dada la inevitable exposición durante nuestras vidas a las micropartículas de plástico, es necesaria una mejor comprensión de sus peligros potenciales para la salud humana.
Si bien ya hay bastantes estudios sobre microplásticos, especialmente en lo que respecta a los océanos, el Dr. Elvis Genbo Xu, profesor de toxicología ambiental de la Universidad del Sur de Dinamarca, junto con investigadores de la Universidad Normal de China Oriental y de la Universidad de Jinan en China, se ha centrado en los microplásticos presentes en la sal de mesa, el agua potable y el aire.
«Los microplásticos se han encontrado en muchos lugares, incluso en varios alimentos como la miel, la leche, la cerveza y el marisco, pero son alimentos que se puede elegir no comer, a diferencia de la sal, el agua y el aire, que nadie puede evitar, y por eso nos estamos centrando en ellos», dice Xu.
Los investigadores han llevado a cabo un metanálisis, a través del que han revisado 46 artículos científicos existentes sobre el tema buscando tendencias y patrones, y han publicado sus resultados en la revista Environmental Sciences & Technology. Entre otras cosas, concluyen que de las tres fuentes de ingesta de microplásticos mencionadas, la principal es el aire, y especialmente el aire interior.
Inhalamos microplásticos
«Cuando inhalamos microplásticos, estas partículas diminutas pueden llegar a los pulmones y al sistema digestivo. Nadie sabe lo que esto significa para el organismo humano y nuestra salud, pero como estamos hablando de una exposición de por vida, es motivo de preocupación», dice Elvis Genbo Xu.
No hay directrices oficiales sobre la cantidad de microplásticos que pueden contener los alimentos. De la misma manera, no hay estudios que definan los valores sobre los tamaños o cantidades de partículas microplásticas que pueden ser peligrosas para quienes las ingieran.
Sin embargo, estudios en animales muestran que la ingestión de microplásticos puede perturbar, por ejemplo, el metabolismo y el sistema intestinal.
Sal de mesa
Se han examinado más de 100 productos de sal diferentes de todo el mundo para detectar micropartículas de plástico, y hay una gran diferencia entre ellos. Los microplásticos no provienen de la propia sal, sino que aparecen durante el secado, la producción, el envasado y el transporte.
«Nuestro consejo es que los consumidores deben ser conscientes de la forma en que se producen y procesan los alimentos, porque probablemente los microplásticos no solo entran a sal de mesa en la producción y el envasado del producto acabado que llega a las estanterías de los supermercados», dice Elvis Genbo Xu.
Se han encontrado altas concentraciones de microplásticos en la sal de mesa en Croacia, Indonesia, Italia, EE.UU. y China. Por el contrario, las concentraciones son bajas en Australia, Francia, Irán, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Portugal y África. No hay estudios sobre la sal de mesa en Dinamarca.
Agua potable
Por otro lado, la presencia de microplásticos es mayor en el agua de botellas de plástico recicladas, según los investigadores. Los microplásticos pueden originarse en uno o más pasos de la cadena de suministro de agua, de la propia botella de plástico o de su tapa de rosca.
Los investigadores se sorprendieron al encontrar microplásticos también en el agua vendida en botellas de vidrio. Una posible fuente es la tapa de plástico, que puede liberar micropartículas cuando se enrosca y se coloca en la botella de vidrio.
«Creemos que el envase es una fuente importante de microplásticos en el agua potable embotellada», explica el investigador.
Igualmente, también se han encontrado microplásticos en el agua del grifo. Los microplásticos provienen, por ejemplo, de fuentes de agua potable como lagos, aguas subterráneas y ríos, pero también pueden provenir de las plantas de procesamiento de agua. no obstante, hay una gran diferencia en la cantidad de microplásticos que se han encontrado en los distintos países. En Dinamarca e Italia, el alcance es bajo.
«Algunos de los plásticos registrados en el agua del grifo en diferentes países son piezas bastante grandes, de hasta 5 mm. Estos grandes trozos pueden ser capturados por un purificador de agua equipado con un filtro de membrana. Otra forma de reducir la exposición a los microplásticos en el agua potable es evitar beber agua embotellada«, dice el doctor Xu.
El aire
En el aire, las fuentes de microplásticos son principalmente los textiles sintéticos, la goma de los neumáticos y el polvo de la carretera. Otras fuentes son los muebles, los materiales de construcción, la incineración de residuos, los vertederos y los residuos industriales.
El clima tiene una gran influencia en el lugar donde se pueden encontrar las partículas microplásticas, y la concentración tiende a ser mayor en zonas húmedas que en las secas.
El aire puede liberar partículas en forma de polvo, que especialmente los niños pequeños pueden ingerir cuando se llevan cosas a la boca.
«Me preocupa más el aire interior que el aire exterior -dice Xu-. En el interior tenemos partículas de todos los productos plásticos del hogar. No se pueden evitar todos, pero es posible minimizar la exposición. Deje entrar algo de aire fresco y no compre telas sintéticas y otros productos plásticos como juguetes, muebles y contenedores de comida», concluye.