Si bien el gravamen ya se venía aplicando desde 2021, se paga con cargo al presupuesto federal, por lo que no repercute en los fabricantes. Los gestores de residuos tachan la medida de «retraso molesto» mientras que la industria del plástico se muestra «cautelosamente aliviada».
El Gobierno alemán anunció recientemente que no introduciría este año un impuesto sobre el plástico para fabricantes e importadores, aplazando su implantación hasta el 1 de enero de 2025. Con ello, el Gobierno federal quiere crear más tiempo para desarrollar una «solución poco burocrática».
En el marco de las negociaciones presupuestarias del 13 de diciembre de 2023, el Gobierno alemán acordó en principio aplicar en Alemania la normativa europea sobre el impuesto a los plásticos y hacer que los fabricantes e importadores contribuyan a la financiación como corresponde. Sin embargo, la semana pasada se anunció que finalmente no se ha elaborado el concepto correspondiente y que el Gobierno alemán no tiene intención de repercutir este gravamen a los fabricantes hasta enero de 2025.
La decisión ha sido duramente criticada por la Asociación Federal de la Industria Alemana de Residuos, Agua y Reciclaje (BDE), que la ha calificado de «retraso molesto». Al mismo tiempo, la asociación pide que se garantice una orientación ecológica de este impuesto y que se desarrolle una normativa inteligentemente diseñada.
Según ha explicado Peter Kurth, presidente de la BDE, «la tasa europea sobre el plástico está en vigor desde 2021, pero desde el 1 de enero de 2021 se paga con cargo al presupuesto federal, es decir, por todos los contribuyentes, por lo que no tiene ningún efecto de control ecológico. Mientras tanto, la tendencia en los últimos años ha sido a menudo hacia los envases compuestos, que plantean problemas irresolubles para el reciclaje. Es incomprensible que el presupuesto federal haya estado pagando esta tasa durante años y es aún más incomprensible que el aplazamiento de este importante instrumento se anuncie ahora de nuevo en tiempos de escasez financiera».
El BDE y sus empresas miembros creen que ahora existe «una necesidad urgente de implantar una tasa inteligentemente diseñada que realmente tenga el efecto ecológico deseado, en el sentido de que el uso de reciclados y la reciclabilidad sean económicamente mejores que los envases desfavorables para la economía circular, como los compuestos».
El BDE hace ahora un llamamiento al Gobierno Federal para que aproveche el tiempo ahora ganado para desarrollar una solución en consulta con las asociaciones empresariales que «logre los objetivos medioambientales que se ha fijado y que se le exigen», ha concluido Kurth.
Alivio de la industria del plástico
Por su parte, La Asociación de la Industria de Envases de Plástico, IK, se ha mostrado «cautelosamente aliviada» por esta decisión.
En un comunicado de prensa, la organización critica que por el momento se mantenga un impuesto sobre el plástico, pero considera que el tiempo ganado es una oportunidad para desarrollar «una alternativa sensata, neutra en cuanto a materiales y con un verdadero efecto ecológico».
En este sentido, IK cree que sería conveniente «ofrecer mayores incentivos económicos a los envases altamente reciclables y frenar así también la tendencia hacia los envases compuestos de papel poco reciclables».
«Mantenemos nuestro no al impuesto sobre el plástico y nuestro sí a una verdadera protección del clima», ha explicado el director general de IK, Martín Engelman. «Sin embargo, los políticos también deben aprovechar el tiempo ganado ahora para dialogar con la industria y la ciencia para encontrar una solución constructiva, eficiente y ecológicamente sensata, y que sea imparcial con el plástico».