La idea desarrollada por la empresa ucraniana S.Lab, que propone un material para embalaje a base de cáñamo y micelio de hongos, se hace con los 25.000 euros del premio para empresas emergentes de la economía circular.
El premio europeo para startups de economía circular Green Alley Award ha recaído este año en la empresa ucraniana S.Lab, por su alternativa ecológica al embalaje de poliestireno expandido (EPS). La solución de embalaje que propone S.Lab está elaborada a partir de micelio y tallos de cáñamo y es 100 % biodegradable. Desde 2014, Green Alley Award, organizado por Grupo Landbell, matriz de ERP, premia con 25.000 euros a empresas cuyos modelos de negocio se encuentran en las áreas de economía circular digital, reciclaje o prevención de residuos.
El fallo del jurado se realizó en un acto celebrado en Berlín, en el transcurso del cual las seis startup finalistas presentaron su idea de negocio al público asistente y al jurado. Entre los finalistas se encontraba también la plataforma española Bcome, cuyo objetivo es mejorar la trazabilidad responsable de suministros para empresas de moda, ayudándoles a rastrear todos los pasos de la cadena de valor, desde la extracción de materias primas hasta el punto de venta.
Jan Patrick Schulz, CEO de Grupo Landbell y creador del premio, ha explicado que “S.Lab aborda un tema vital para la economía circular. El uso de embalajes y paquetería ha supuesto una pesada carga para el medio ambiente, y la gestión de este residuo se enfrenta a un desafío debido a su reciclabilidad. Lo que nos convenció de S.Lab fue que su embalaje biodegradable tiene propiedades similares a las del EPS, pero utilizando en su lugar componentes de origen vegetal como cáñamo y hongos, específicamente su micelio. Además, para producir este tipo de embalaje, S.Lab quiere construir pequeñas fábricas, con una línea de producción automatizada de circuito cerrado ubicada en contenedores de unos 12 metros. Green Alley Award ha puesto el foco en las startups orientadas a la economía circular, como S.Lab, que pueden hacer una contribución decisiva a nuestra lucha contra el cambio climático”.
Julia Bialetska, cofundadora y directora ejecutiva de S.Lab, ha explicado que “estamos encantados de recibir este premio. Necesitamos repensar la forma en que usamos los recursos e investigar nuevas oportunidades que nos permitan utilizar más materiales renovables, readaptar el uso actual de los recursos y disminuir la generación de residuos. Para nosotros, un gran ejemplo de implementación de la economía circular en la industria del embalaje es hacer de él un servicio. En lugar de usar el embalaje una vez, se recoge para ser reutilizado en muchos más ciclos de entrega. Usaremos el dinero del premio para comercializar nuestro producto, crear más impacto y hacer posible un futuro más circular”.
En las sesiones de tutoría de Green Alley, los finalistas trabajaron con expertos en sus conceptos iniciales, analizando sus ideas y modelos de negocio. Los panelistas brindaron su conocimiento experto en áreas como el desarrollo comercial, la gestión de la cadena de suministro, marketing, normativa o las políticas de economía circular.
Además de S.Lab y de la española Bcome, las otras cuatro ideas finalistas incluían un marketplace enfocado a pymes para facilitar la compra de envases sostenibles; una plataforma para la compraventa de equipos eléctricos y electrónicos usados; una solución para conectar a los recicladores “informales” con el mercado del plástico reciclado, y una tecnología de análisis de materiales para compuestos plásticos que permite mejorar el control de calidad de este material reciclado.
Este año se han presentado al Green Alley Award un total de 226 proyectos procedentes de 25 países europeos. España, con 20 iniciativas, se situó en la cuarta posición en el ranking de países con mayor número de proyectos en concurso, únicamente por detrás de Alemania, con 68; Italia, con 33, y Reino Unido con 28. Los flujos de residuos en los que se han focalizado tanto los proyectos españoles como europeos presentados a concurso este año abarcan soluciones para residuos textiles, municipales, de envases y de alimentación.