Investigadores australianos han utilizado una solución débil de grafeno en áridos reciclados para producir hormigón potencialmente superior a los áridos reciclados sin tratar en mezclas a base de cemento.
Entre los escombros de terremotos, guerras u otras catástrofes, y también a medida que se sustituyen edificios e infraestructuras envejecidos, a menudo se llevan montañas de hormigón a los vertederos o se machacan para construir carreteras.
Para conseguir un planteamiento más sostenible, expertos de la Universidad Flinders y la Universidad de Melbourne, en Australia, están desarrollando un «valor añadido» para el viejo hormigón, consistente en «reciclar» los áridos gruesos para producir un hormigón fuerte, duradero y manejable utilizando una pequeña cantidad de un «ingrediente secreto»: el grafeno.
Según los investigadores, este novedoso método gana terreno día a día a medida que se descubren y extraen nuevos yacimientos de grafeno, lo que abarata el precio de esta materia prima mientras sigue subiendo el del cemento y los áridos.
En sus investigaciones, han probado resultados utilizando una solución débil de grafeno en áridos reciclados para producir hormigón potencialmente superior a los áridos reciclados sin tratar en mezclas a base de cemento.
Este tipo de métodos se necesitan con urgencia en la gestión de residuos, ya que se prevé que los residuos de construcción y demolición aumenten hasta casi 2.600 millones de toneladas en 2030 en todo el mundo. Al mismo tiempo, la producción de hormigón contribuye al cambio climático, ya que las emisiones de gases de efecto invernadero y los métodos de extracción aumentan el impacto ambiental.
«Esta nueva forma de áridos de hormigón reciclado tratado puede ser más cara de fabricar ahora mismo, pero si se tiene en cuenta la circularidad y el ciclo de vida de los materiales, los costes bajan rápidamente», afirma el Dr. Aliakbar Gholampour, de la Universidad Flinders, primer autor de un nuevo artículo publicado en Resources, Conservation and Recycling.
El Dr. Gholampour, profesor titular de Ingeniería Civil y Estructural en Flinders, afirma que el éxito del nuevo método -del que ya ha solicitado la patente- también podría ayudar a satisfacer la creciente demanda de materiales de construcción en todo el mundo.