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Más del 80% de los proyectos de plantas de clasificación de plástico desarrollados en 2020 por STADLER se destinaron a mejorar las instalaciones con el objetivo de alcanzar un producto final de alta calidad imprescindible para lograr la economía circular del plástico.

plásticos reciclados de diferentes colores

El plástico es un producto excepcional con muchísimas ventajas que han hecho que sea indispensable para el mundo actual. Pero tras su vida útil, su altísima durabilidad plantea un problema que debe resolverse cuanto antes. La solución está en pasar a una economía circular en la que se reutilice y recicle, y así evitemos que pueda llegar a convertirse en residuo.

La industria del reciclaje puede desempeñar un papel muy importante en este proceso, y tiene el reto de maximizar la cantidad de plástico que recupera de los residuos y producir resina postconsumo (PCR) de alta calidad, capaz de competir con la resina virgen.

«Debemos repensar todo de cero -indica Enrico Siewert, director de Desarrollo de Productos y Negocio en STADLER-. Los avances tecnológicos de los últimos 10 años han revolucionado el sector. Ahora, es posible clasificar plástico de forma eficiente y con porcentajes muy altos. Las plantas STADLER de clasificación mecánica pueden llegar al 95%. Si entran en juego equipos electrostáticos o de lavado, puede llegarse a casi el 100%».

Enrico Siewert, director de Desarrollo de Productos y Negocio en STADLER

Demanda creciente de reciclaje eficaz de plástico

La concienciación de la población exige un compromiso de todos los actores implicados para que cambien su forma de actuar. La legislación impone exigencias cada vez mayores a los fabricantes para asegurar que se utilizan ciertos porcentajes de residuos de plástico o plástico reciclado en sus productos nuevos. Asimismo muchas grandes marcas se han comprometido a gestionar sus productos y envases de plástico, una vez llegado el final de la vida útil de los mismos.

«Los fabricantes también están dando con nuevos usos de la PCR, para que el reciclaje no tenga que limitarse a la transformación botella a botella -añade Enrico Siewert-. Por ejemplo, se pueden hacer palets de plástico reciclado. Si piensas que el 95% de los productos se transporta en palets de madera, podemos imaginarnos el enorme beneficio medioambiental que supondría fabricar palets a partir de residuos de plástico. Otro uso innovador de la PCR sería fabricar traviesas para trenes, que también permitirían reducir las necesidades de madera. Son extremadamente duraderas, resistentes tanto al agua como a los insectos y tienen un precio muy competitivo».

Otros usos cada vez más populares son las fosas sépticas subterráneas de tratamiento de agua, en sustitución del hormigón, o los tanques para plantas de retención de agua. Entre los productos de venta al consumidor se encuentran los botes de pintura de algo más de 3,5 litros, que en EE. UU. ya han dejado de fabricarse de acero para hacerse con polipropileno creado a partir de botes de yogur y productos similares.

Así, la presión social, los cambios normativos y los nuevos usos de la PCR son factores que están incrementando la demanda de PCR de alta calidad para que pueda transformarse en productos nuevos.

Hacia la economía circular del plástico: evolución del sector del reciclaje

El sector del reciclaje está respondiendo a esta demanda. Mejorando sus instalaciones se puede logar la consistencia y alta calidad que se necesitan para que la PCR entre en la economía circular y aumentar su capacidad de procesado.

STADLER se encuentra en pleno centro de esta evolución: «Desarrollamos la tecnología avanzada que necesitan las plantas de reciclaje -indica Enrico Siewert-. Creamos y desarrollamos sin parar nuevos procesos para adaptar las plantas de nuestros clientes a sus necesidades que están, sin duda, en continuo cambio. Estamos siendo testigos de primera mano de que el sector está dando un paso adelante para satisfacer esta nueva demanda: el año pasado, las mejoras y ampliaciones de plantas supusieron más del 80% de nuestros proyectos en el sector del plástico; un incremento superior al 38% con respecto a 2019″.

Una cuestión que ha reducido la demanda de PCR es la percepción de falta de consistencia, que podría dañar el equipo del fabricante o perjudicar la calidad de su producto final. Sin embargo, los avances tecnológicos ya han resuelto este problema: «Los equipos de prueba han progresado muchísimo y han llegado a un punto en que es posible contar con materias primas muy fiables. El cliente puede estar seguro de que cada carga de PCR que reciba, y que mezcla con sus materias primas vírgenes, será igual a la anterior o a la siguiente y no habrá diferencia alguna de una a otra. Parece una tontería, pero es algo fundamental», dice Siewert.

«Contamos con la tecnología necesaria para procesar plástico de forma eficiente y producir PCR de alta calidad constante que puede usarse para fabricar productos nuevos; no tienen por qué ser productos para el consumidor final ni válidos para uso alimentario, pero sí productos con valor en el mercado. Los fabricantes son conscientes de la existencia de este problema y quieren solventarlo cuanto antes. A medida que aumente la concienciación de estas posibilidades, lo hará también la demanda de PCR, y consecuentemente lograremos impulsar el desarrollo hacia la economía circular», concluye Enrico Siewert.

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