El tratamiento irregular o inseguro de la basura electrónica, así como su depósito en vertederos, mueve cada año alrededor de 16.700 millones de euros.
Entre un 60 y un 90% de los residuos electrónicos que se generan anualmente en todo el mundo son tratados de forma ilegal o directamente depositados en vertederos, según un nuevo informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Este negocio ilegal mueve miles de millones de euros cada año.
Cada año, la industria electrónica mundial –una de las que mayor y más rápido crecimiento está experimentando– genera más de 41 millones de toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) como teléfonos móviles, ordenadores, frigoríficos… Y se estima que en solo un par de años se alcanzarán los 50 millones de toneladas.
El informe del PNUMA «Waste Crimes, Waste Risks: Gaps and Challenges In the Waste Sector» se acaba de hacer público en Ginebra, durante la Conferencia de las Partes de los tres principales convenios que abordan el problema de la basura electrónica: Basilea, Róterdam y Estocolmo.
La INTERPOL estima que el precio de una tonelada de RAEE ronda los 500 dólares (unos 450 euros). Según estos cálculos, el valor de los residuos electrónicos gestionados de forma irregular –incluyendo el comercio ilegal y el vertido– estaría entre 12.500 y 18.800 millones de dólares (11.100 a 16.700 millones de euros).
“Estamos asistiendo a una cantidad sin precedentes de residuos electrónicos generados en el mundo. No hablamos solo de una gran parte de montañas de basura no reciclada, sino que también plantea una amenaza creciente para la salud humana y el medio ambiente, debido a los elementos peligrosos que contienen”, dijo el subsecretario general y director ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner.
Miles de toneladas de basura electrónica se declaran falsamente como bienes de segunda mano y se envían a países en vías de desarrollo
Steiner destacó también los beneficios derivados de una correcta gestión de los RAEE, como la recuperación de materiales valiosos para su reutilización, el impulso de la economía verde “formal” y la reducción de riesgos para la salud pública.
Actividades ilegales
El mercado global de residuos –desde la recogida al reciclaje– se estima en un valor de 410.000 millones de dólares (365.000 millones de euros). Y como cualquier otro gran sector económico, crea oportunidades para las actividades ilegales en diferentes niveles de la cadena de valor. Centrados en el beneficio directo, los operadores ilegales ignoran las normativas sobre residuos y exponen a los trabajadores a sustancias químicas tóxicas. A gran escala, el crimen organizado puede participar en el fraude fiscal y el lavado de dinero.
Actualmente, Europa y Norteamérica son los principales productores de RAEE por habitante, aunque algunas zonas de Asia se van acercando a sus niveles de generación de basura electrónica.
La exportación de residuos peligrosos desde la UE y los países de la OCDE hacia terceros países está prohibida, por lo que no está sujeta a ningún tipo de notificación o licencia. Sin embargo, miles de toneladas de chatarra electrónica se declaran falsamente como productos de segunda mano y se envían a países en vías de desarrollo. Es el caso de residuos de baterías que se exportan como mezcla de plástico y metal, o tubos de rayos catódicos y monitores declarados como chatarra.
Estas técnicas de contrabando, tanto a pequeña como a gran escala, se ven en todo el mundo, desde redes organizadas de transporte ilegal de residuos en Europa y Norteamérica hasta los principales ejes de contrabando en Asia, incluyendo el transporte de contenedores por vía marítima.
El insuficiente control de las autoridades sobre la eliminación de residuos es otro de los resquicios explotados por el crimen organizado
África y Asia son los principales destinos de los envíos a gran escala de residuos peligrosos, ya sea para su vertido o, en ocasiones, para su reciclaje. Ghana y Nigeria son los principales receptores de RAEE en África Occidental, aunque también se transportan grandes cantidades de basura electrónica hasta Costa de Marfil y la República del Congo. En Asia, China Hong Kong, Pakistan, India, Bangladesh y Vietnam reciben los mayores cargamentos ilegales de residuos electrónicos.
El insuficiente control sobre la eliminación de residuos es otro de los resquicios explotados por el crimen organizado, que cobra por la gestión segura de estos desechos para, posteriormente, depositarlos o reciclarlos de forma irregular.
Otra fuente de ingresos de la gestión ilegal de residuos proviene de reciclaje de ciertos componentes, tales como oro, cobre y tierras raras. Los residuos electrónicos son reciclados en condiciones peligrosas para la salud y habitualmente gran parte de estos residuos terminan abandonados sin control.
Criterios de clasificación unificados
Las dispares regulaciones existentes entre los países exportadores e importadores –incluyendo las consideraciones de residuos peligrosos o contaminados– representan uno de las principales desafíos para combatir con efectividad el tráfico ilegal de residuos.
Actualmente se están negociando a nivel internacional unas directrices técnicas sobre los criterios utilizados para la clasificación de los equipos electrónicos en desuso como residuos. Alcanzar acuerdos sobre la clasificación de los RAEE a través de convenios vinculantes será vital para prevenir el vertido de residuos en los países en desarrollo.
Por todo ello, desde el PNUMA apuestan por promover el reciclaje seguro, legal y controlado, vital para una mejor gestión de los residuos. “Mediante una mayor cooperación internacional y coherencia legislativa, regulaciones nacionales más estrictas y su aplicación, así como una mayor concienciación y prevención, podemos asegurar que el comercio ilegal y el vertido de residuos electrónicos llegará a su fin”, concluyó Achim Steiner