Investigadores del Instituto Politécnico de Worcester utilizan un proceso de licuefacción hidrotérmica para descomponer restos de comida y producir biocombustible.
Un equipo interdisciplinar de investigadores del Instituto Politécnico de Worcester, en Massachusetts (EE.UU.), está estudiando la forma de utilizar los residuos de alimentos para fabricar un combustible renovable y más asequible que sustituya al diésel derivado del petróleo. El trabajo, dirigido por el profesor de Ingeniería Química Michael Timko, se detalla en un nuevo artículo publicado en la revista iScience.
«Al crear un biodiésel mediante este método, hemos demostrado que podemos reducir el precio de la gasolina«, asegura Timko.
La Agencia de Protección Ambiental estima que, en 2018,en Estados Unidos, cerca del 81% de los alimentos domésticos desechados acabaron en vertederos o incineradoras. Los residuos de alimentos también contribuyen en gran medida al cambio climático: una vez que se depositan en los vertederos, emiten metano, un gas de efecto invernadero.
Según Timko, «convertir los residuos alimentarios en gasóleo también tiene el potencial de compensar hasta 15,3 millones de toneladas de CO2 al año, lo que reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero en Estados Unidos en un 2,6%».
Para fabricar el biodiésel, los investigadores emplearon un proceso llamado licuefacción hidrotérmica, que utiliza calor y agua para descomponer los residuos de alimentos en un líquido. Es un método que se ha utilizado ampliamente para convertir otros materiales en biocombustible, incluidas las algas. Sin embargo, el uso de residuos alimentarios elimina la necesidad de cultivar las algas, un proceso costoso y que requiere mucho tiempo, obteniendo resultados similares en cuanto a la cantidad de combustible que se extrae. El equipo también utilizó un catalizador hecho de un mineral natural que se encuentra en los huesos para obtener hasta un 30% más de energía de los residuos de alimentos.
El trabajo forma parte de un proyecto de varios años financiado por el Departamento de Energía, la Fundación Nacional de Ciencias y el Centro de Energía Limpia de Massachusetts, y se basa y perfecciona la investigación publicada previamente en 2018. Timko y su equipo se han centrado ahora en encontrar una manera de hacer que el proceso de conversión sea más fácil de escalar y llevar al mercado comercial.
Los investigadores seguirán su trabajo con el objetivo de refinar aún más el combustible y desarrollar formas de utilizar el proceso para fabricar aceite de calefacción para el hogar y biodiésel para propulsar barcos.