La Diputación Foral de Bizkaia vuelve a utilizar a partir de esta semana el vertedero de Artigas, después de haber culminado las obras para habilitar un nuevo vaso de vertido en la vaguada derecha de la plataforma superior de este depósito.
Con su reapertura, se podrá dejar de usar el de Jata, que volverá a convertirse en un vertedero de cola y se utilizará únicamente en casos excepcionales. Para ello, en este último lugar se desarrollarán diferentes trabajos dirigidas a sellar las zonas utilizadas en los últimos meses.
Las obras de impermeabilización de la vaguada derecha de Artigas para crear el nuevo vaso de vertido comenzaron el pasado 5 de octubre de 2016, tras haber sido adjudicadas por un importe de 3,6 millones de euros. El nuevo vertedero se articula en dos celdas de vertido de 10.000 metros cuadrados de superficie cada una y para cuya construcción se han empleado más de 200.000 metros cuadrados de materiales geosintéticos y 95.000 metros cúbicos de áridos valorizados, además de 4.000 metros de canalizaciones plásticas destinadas a la conducción de gases y lixiviados.
La morfología del nuevo vaso de vertido se ha diseñado y construido de manera que no se han producido excedentes de excavación, con el fin de evitar la posterior gestión de residuos fuera del emplazamiento de la nueva infraestructura.
Elementos singulares
A la hora de desarrollar los trabajos se tuvo en cuenta que la zona ya había sido objeto de vertido anteriormente y que la nueva área de explotación debía ubicarse sobre este antiguo vertedero. Esto supuso todo un reto en el diseño del proyecto de impermeabilización que hizo que se proyectaran unos elementos de cimentación y contención singulares, que constituyen la principal característica del proyecto desarrollado en Artigas.
Entre estos elementos se cuentan un dique frontal de 10 metros de altura construido íntegramente con residuos de construcción y demolición valorizados. Este dique funciona como elemento de contención del residuo que ocupará las dos celdas habilitadas en esta obra y también las que se desarrollarán a futuro. La estructura permitirá un crecimiento vertical del futuro depósito que permitirá agotar la capacidad del emplazamiento sin necesidad de ocupar nueva superficie en planta.
Un segundo elemento diferenciador del proyecto es la capa de cimentación ejecutada aplicando un criterio innovador denominado «losa flexible», que separa las nuevas celdas del vertedero y cuya principal peculiaridad es que aúna una capacidad suficiente para soportar la columna de residuo que se depositará y la resistencia a la deformación derivada del eventual asentamiento del viejo vertedero sobre el que se apoya.
Los pozos de extracción del biogás son también un elemento singular de los trabajos realizados, ya que para evitar la perforación de sondeos (técnica habitual de construcción de estas infraestructuras), los pozos de gas quedan apoyados en la base del vertedero e irán creciendo a medida que aumente la altura del residuo depositado. De esta manera, se consigue una desgasificación efectiva, independientemente de la altura del residuo, lo que contribuye a lograr una gestión controlada de la emisión de gases con efecto invernadero.
Aprovechando estos trabajos, los pozos pertenecientes al antiguo vertedero se han descabezado y canalizado bajo la nueva impermeabilización, para su traslado a la estación de aprovechamiento de biogás.
Un proyecto ligado a la sostenibilidad
Una de las principales características del proyecto de creación de este nuevo vaso de vertido es que en la selección de los materiales de construcción se ha tratado de maximizar el empleo de materiales valorizados y reproducir el modelo de la economía circular.
Así, se han escogido materiales geosintéticos de última generación cuya instalación ha recibido la certificación ISO/IEC 1720. También se han utilizado para la impermeabilización materiales más tecnológicos que los geosintéticos convencionales, las llamadas geomallas de refuerzo, con las que se han construido el dique de cierre y la losa flexible. La utilización de estas geomallas ha permitido maximizar el espacio disponible para el vertido y reducir, al mismo tiempo, el consumo de materiales pétreos.
Pero el mayor hito constructivo de esta obra es el empleo de materiales reciclados en lugar de áridos procedentes de cantera. El 100% de las gravas empleadas en la obra proceden de la valorización de residuos de construcción y demolición de plantas recicladoras de Bizkaia y todos los áridos empleados para el drenaje de lixiviados son derivados de la valorización de escorias de fundición generadas por empresas también ubicadas en nuestro territorio.
Con todo ello se ha logrado culminar una obra con los máximos estándares de calidad exigidos por la normativa ambiental de aplicación en estas infraestructuras, se ha minimizado el consumo de recursos no renovables y se ha maximizado el uso de materiales reciclados.
Trabajos en el vertedero de Jata
La reapertura del vertedero de Artigas trae consigo que el de Jata deje de utilizarse y vuelva a ser un vertedero de cola, de manera que únicamente se recurrirá a él en casos excepcionales, como ocurría desde enero de 2014 y hasta el mes de febrero de 2016.
Desde esa fecha y hasta ahora, la utilización del vertedero se ha compaginado con trabajos de sellado provisional de la superficie empleada, con el objetivo de mantener esta infraestructura en condiciones óptimas y minimizar la generación de olores y lixiviados. A partir de la reapertura de Artigas, se van a seguir desarrollando las labores que la Autorización Ambiental Integrada exige en un vertedero en situación de inactividad.
En concreto, se cubrirá con tierra la totalidad de la zona utilizada en los últimos meses y se construirán en esta área cuatro sondeos para la extracción del biogás, para, posteriormente, cubrir el terreno con materiales geosintéticos con el objetivo de minimizar la generación de lixiviados. Una vez que se haya cubierto la zona con estos materiales, se conectarán los nuevos pozos de gas con el sistema de conducción de gases ya existente en Jata.
De esa manera, este vertedero quedará inactivo de nuevo y en él se seguirán realizando las labores diarias de control de funcionamiento de bombas, de los cubrimientos temporales realizados, de mantenimiento de la red de extracción de biogás, del transporte de lixiviados a depuradora y todos los demás trabajos que la Autorización Ambiental Integrada exige en un vertedero en situación de inactividad.
Los residuos vertidos son previamente enfardados