El 85% de todos los residuos textiles de los hogares europeos aún no se recogen por separado y terminan como residuos domésticos mezclados en vertederos o incineradoras.
Los europeos compran y desechan más ropa, calzado y otros productos textiles que nunca, lo que aumenta la presión sobre el clima y el medio ambiente, según un informe que acaba de publicar la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Los datos de consumo actualizados ponen de manifiesto la necesidad de que los responsables políticos, la industria y los consumidores desempeñen su papel para ayudar a Europa a abandonar la tendencia de la moda rápida y producir textiles de calidad, mejores y más duraderos, diseñados para durar mucho tiempo y que puedan reutilizarse, repararse y reciclarse.
El ciudadano medio de la UE compró 19 kilogramos (kg) de ropa, calzado y textiles para el hogar en 2022, frente a los 17 kg de 2019, lo que es suficiente para llenar una maleta grande por persona cada año, según el informe de la AEMA «Circularidad de la cadena de valor textil de la UE en cifras». La evaluación analiza los últimos datos disponibles sobre la circularidad de la cadena de valor textil de la UE.
Residuos textiles
Según el informe, en 2022, los Estados miembros de la UE generaron unos 6,94 millones de toneladas de residuos textiles, lo que equivale a 16 kg por persona. La cantidad total de generación de residuos textiles se ha mantenido relativamente estable desde 2016.
La recogida media de residuos textiles en la UE -un indicador de la eficacia de los sistemas de recogida selectiva- ha aumentado lentamente, incrementándose en 4,3 puntos porcentuales desde 2016, pero, en general, la recogida de estos residuos ha sido baja. En 2022, el 85% de todos los residuos textiles de los hogares no se recogieron por separado y, en su lugar, acabaron como residuos domésticos mezclados que terminaron en vertederos o incineración, de donde no pueden reutilizarse ni reciclarse.
Se espera que la aplicación de la legislación de la UE sobre recogida selectiva de residuos textiles, que entró en vigor el pasado 1 de enero, aumente significativamente los índices de captura de textiles procedentes de los hogares.
La cantidad y el porcentaje de residuos textiles enviados a vertederos en Europa ha disminuido, pasando del 21% en 2010 al 12% en 2022. La cantidad enviada a incineración (con y sin recuperación de energía) en Europa ha aumentado del 10% en 2010 al 14% en 2022.
Desde 2000, la exportación de textiles usados casi se ha triplicado, pasando de poco más de 550.000 toneladas en 2000 a 1,4 millones de toneladas en 2019. Desde entonces, el volumen se ha mantenido relativamente constante, habiéndose exportado 1,4 millones de toneladas en 2023.
Aunque las exportaciones de textiles usados de la UE se destinan a la reutilización o el reciclaje, los estudios muestran que las exportaciones textiles de la UE entran en un patrón muy complejo de comercio, clasificación, reutilización, reciclaje y vertido, y parte se quema o se vierte en la naturaleza en países principalmente africanos y asiáticos.
Un cambio sistémico
El impacto de nuestro actual sistema de producción y consumo de textiles sigue causando grandes presiones sobre nuestro medio ambiente y clima, entre otras cosas por el uso de materiales, el uso del agua y la tierra, las emisiones de gases de efecto invernadero, los productos químicos y los microplásticos.
La estrategia textil de la UE tiene como objetivo reducir estos impactos y hacer que los textiles sean más circulares y sostenibles por diseño. Para que tenga éxito, es necesario un cambio sistémico en el sistema textil, pasando a la producción de bienes más circulares y de mayor calidad que tengan un valor de uso más prolongado y puedan reutilizarse, repararse o reciclarse más fácilmente. El nuevo módulo sobre textiles del Laboratorio de Métricas de Circularidad de la AEMA está supervisando este progreso.
Moda rápida y compras en línea
La combinación del aumento de las compras en línea, los «influencers» en las redes sociales y los bajos costes de producción de los textiles sintéticos ha sido decisiva para el crecimiento de la moda rápida. Esto ha permitido a los minoristas ofrecer a los consumidores nuevos estilos a precios bajos. El informe de la AEMA señala que las tecnologías digitales como la impresión 3D pueden reducir los residuos en la producción y utilizarse para reducir las presiones medioambientales y climáticas de los textiles mediante la mejora de la eficiencia. Sin embargo, también corren el riesgo de aumentar el consumo al permitir costes de producción más baratos y precios más bajos.
Impacto en el medio ambiente y el clima
Las presiones medioambientales y climáticas de la producción y el consumo de textiles en la UE siguen siendo elevadas. De las 12 categorías de consumo de los hogares europeos -como alimentación, movilidad, vivienda, sanidad y educación-, el consumo textil ocupa, de media, el quinto lugar en cuanto a presiones medioambientales y climáticas. La AEMA midió estos impactos a través de las métricas de uso de materias primas, emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y uso del agua y del suelo.
La producción y el consumo de textiles también contribuyen a otras presiones medioambientales, como la contaminación atmosférica, el uso y la contaminación química, la contaminación por microplásticos derivada de la producción, el uso y el lavado de textiles, así como las presiones derivadas de la manipulación de textiles que acaban como residuos.