La cápsula obtenida en el proyecto COFFEECAP ha alcanzado una biodegradación en el mar del 30% en nueve meses, y se prevé que desaparezca completamente en un máximo de tres años. En condiciones de compostaje industrial, este tiempo se reduce a poco más de un mes.
El café en cápsulas es una tendencia al alza en el mercado europeo que representa el 23% del consumo de café en los hogares. Según un informe de la Asociación Española del Café (AECafé) destacan Francia y Portugal, donde en 2020 el volumen consumido de café en cápsulas se sitúo en el 34% y 30% del volumen total, respectivamente. En España, el consumo de café en cápsulas representa el 16% respecto al total de café consumido, superando las cifras de Italia y Alemania. Sin embargo, las cápsulas de café implican una compleja gestión de residuos porque además de su pequeño tamaño, suelen contener plástico, aluminio y restos orgánicos, que dificultan su proceso de reciclaje y suponen un importante impacto ambiental.
A todo ello, se suma la preocupación de la Comisión Europea por los residuos que amenazan los ecosistemas marinos y que se refleja en las tendencias de envase, actualmente condicionadas por la Agenda 2030 y la Directiva europea que prohíbe el plástico de un sólo uso.
Entre las soluciones tecnológicas para afrontar este reto están la producción de bioplásticos a partir de subproductos de alimentos, o la producción de materiales compostables y reciclables. En este sentido, el centro tecnológico Ainia ha colaborado con la empresa valenciana Coffee Productions en el desarrollo de una cápsula de café compostable y biodegradable en el mar.
En los estudios realizados para la obtención de este prototipo, la cápsula ha alcanzado una biodegradación en el mar del 30% en nueve meses, por lo que se prevé que se biodegradará completamente en un período máximo de tres años. En condiciones de compostaje industrial, este tiempo se reduce a poco más de un mes.
Según indica el director técnico de Coffee Productions, David Vila, “hemos buscado materiales sostenibles que cumplan con la doble funcionalidad de mantener la seguridad del envase, sin alterar ni la calidad, ni ninguna de las propiedades del café”.
Por su parte, Luis Gil, técnico de la línea de envase de Aina, ha añadido que “la obtención de este prototipo supone una solución tecnológica ante el reto de lograr envases más sostenibles y respetuosos con el medioambiente. Por un lado, es una cápsula industrializable que cumple con la función barrera de conservar la vida útil del café; y por otro lado, respeta los requisitos de compostabilidad y biodegradación marina”.
El prototipo desarrollado tiene entre sus componentes polihidroxialcanoato (PHA), un biopolímero producido por bacterias por fermentación del azúcar o lípidos. La aplicación más conocida de estos biopolímeros es la fabricación de botellas desechables, bolsas y otros productos de un sólo uso como pañales, servilletas, vasos y cubiertos.
Biodegradación en el mar
Para analizar la biodegradación de estas cápsulas, Ainia ha contado con la colaboración del Grupo de Polímeros y Materiales Avanzados de la Universitat Jaume I de Castellón (UJI), coordinado por el profesor Luis Cabedo, que ha analizado su descomposición en el medio marino simulado y real, y han comprobado que: “en nueve meses de inmersión marina, las cápsulas han perdido en torno al 30% de su peso, de una manera segura, lo que hace prever que desaparezcan completamente en aproximadamente tres años”.
“La sostenibilidad es un elemento que cada vez tiene mayor peso para el consumidor a la hora de decantarse por un producto u otro. En Ainia estamos trabajando en varias líneas de investigación para la producción de biopolímeros a partir de subproductos de la industria como pueden ser restos de zumos, remolacha, residuos sólidos urbanos, restos de poda, cáscaras de frutos secos y huesos o de suero láctico de queso, entre otros”, ha explicado Luis Gil.
El proyecto COFFEECAP ha sido cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).