Investigadores de la Universidad de Huelva y del CSIC han comprobado la eficacia de dos especies vegetales mediterráneas como cultivos energéticos que son capaces de crecer en suelos altamente contaminados.
La puesta en marcha de cultivos energéticos en suelos contaminados podría ser una opción interesante para el manejo de tierras degradadas y contaminadas, donde no competirían con la producción de alimentos por el uso de la tierra. Así, un equipo de científicos de la Universidad de Huelva y del grupo SoilPlant del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología (IRNAS-CSIC) ha demostrado en estudios de campo y ensayos en invernadero la capacidad fitoestabilizadora de dos tipos de cardo y, en paralelo, su capacidad calorífica, con lo que podrían convertirse en candidatos para ser empleados como cultivos aptos para la obtención de biomasa con fines energéticos.
En el artículo «The potential of native species as bioenergy crops on trace-element contaminated Mediterranean lands», liderado por María T. Dominguez y publicado en Science of The Total Environment, el grupo del CSIC y la UHU ha evaluado la respuesta de varios tipos de cardo (Cynara cardunculus, o alcachofa silvestre; y Silybum marianum, conocido comúnmente como cardo mariano) y del arbusto Dittrichia viscosa (olivarda) a un suelo hostil (con altas concentraciones de metales pesados y bajo pH), así como los efectos de estas especies en algunos parámetros microbianos del suelo involucrados en el ciclo de nutrientes (como actividades enzimáticas y colonización por micorrizas en raíces).
Así, según relatan en el trabajo, en condiciones de campo, el Silybum marianum fue capaz de colonizar suelos altamente contaminados (afectados por el vertido de Aznalcóllar de 1998), “mostrando un valor calorífico en su biomasa relativamente alto, aunque esta biomasa acumuló cadmio”. Este valor calorífico fue similar al alcanzado en suelos con contaminación moderada o escasa.
“El experimento de invernadero confirmó que la producción de biomasa de S. marianum y su valor calorífico apenas se ven afectados por la contaminación del suelo”, subrayan los investigadores en el artículo.
En el texto, sus autores señalan que la Dittrichia viscosa es otra especie con un gran potencial para catalogarla como cultivo energético “dada su capacidad para producir –en suelos ácidos– una alta biomasa con alto valor calorífico”.
“Sería necesario sin embargo realizar una corrección de pH en el suelo antes de establecer estos cultivos en suelos extremadamente ácidos”, aclaran.
Por último, el artículo considera necesaria “una evaluación adicional del riesgo de transferencia del cadmio y otros elementos traza en la cadena alimentaria para confirmar la idoneidad de estas especies para la revegetación de suelos contaminados y obtener energía a partir de biomasa”.
Los estudios han contado con el apoyo de la Fundación Iberdrola y el Ministerio de Economía y Competitividad.