En una comunicación publicada ayer, la CE analiza el papel de la valorización energética en la economía circular y pide sensatez y prudencia a la hora de invertir en estas instalaciones, para evitar sobrecapacidades y efectos negativos sobre las tasas de prevención, reutilización y reciclaje.
Los procesos de valorización energética de residuos pueden desempeñar un papel en la transición hacia una economía circular siempre y cuando, siguiendo los principios de la jerarquía de residuos de la UE, estos no supongan un obstáculo para alcanzar altos niveles de prevención, reutilización y reciclaje. Esto es esencial para asegurar el potencial completo de una economía circular, tanto en su vertiente ambiental como económica, y reforzar el liderazgo europeo en el ámbito de las tecnologías verdes. Esta es la principal conclusión del documento que hizo público ayer la Comisión Europea bajo el título “The role of waste-to-energy in the circular economy”.
Además, considera la CE que solo respetando la jerarquía de residuos conseguirá la valorización energética maximizar la contribución de la economía circular a la descarbonización de la UE, en línea con la Estrategia de la Unión Energética y el acuerdo de París. En este sentido, el documento –una comunicación al Parlamento Europeo, el Consejo, el Comité Económico y Social y el Comité de Regiones– asegura que son la prevención de residuos y el reciclaje los que aportan “la mayor contribución posible en términos de ahorro energético y reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)”.
El documento pide «redefinir» el papel de la incineración y reclama más protagonismo para otras tecnologías como la digestión anaerobia
Y apuesta por dar mayor protagonismo en el futuro a aquellos procesos, como la digestión anaerobia de residuos biodegradables, en los que el reciclaje material se combina con la recuperación de energía. Por el contrario, el papel de la incineración –actualmente la opción predominante para valorizar energéticamente los residuos– “necesita redefinirse” para asegurar que no obstaculiza el incremento del reciclaje y la reutilización y evitar la sobrecapacidad de tratamiento de residuos no reciclables en estas instalaciones.
La Comisión emplaza a los Estados miembros a tener en cuenta las guías y orientaciones recogidas en su comunicación a la hora de evaluar y revisar su planes de gestión de residuos según recoge el artículo 30(1) de la Directiva Europea de Residuos.
Así, a la hora de planificar futuras inversiones en instalaciones de valorización energética de residuos, la CE considera esencial que los Estados miembros tomen en consideración el riesgo de que ciertos activos puedan quedar parados u obsoletos.
Al evaluar los planes nacionales de gestión de residuos y revisar los progresos hacia los objetivos de reciclaje de la UE, la Comisión insiste en que continuará proporcionando orientación para asegurar que esa planificación de la capacidad de valorización energética es consistente con la jerarquía europea y la respalda, y que tiene en cuenta el potencial de nuevas y emergentes tecnologías de reciclaje y tratamiento de residuos.
Finalmente, la Comisión mantiene su compromiso de garantizar que la financiación de la UE y otras ayudas financieras públicas se orientan hacia opciones de tratamiento de residuos que están en consonancia con la jerarquía de residuos, y que se prioriza la prevención, la reutilización, la recogida selectiva y el reciclaje.
La economía circular que priorice la prevención y reducción en origen de residuos, y que considere la incineración de todos los residuos reciclables como un fracaso es la que tiene el germen de un futuro sostenible y sano.
Para la fraccíón resto o rechazo, despues de ser inertizada, se puede y se deben encontrar alternativas a su incineración porque quemada contribuye al cambio climático, la degradación del medio ambiente y la salud de las personas. Además es el método más caro e ineficiente energéticamente.