En la segunda jornada de la Conferencia, personalidades como Rebeca Grynspan volvieron a incidir en las consecuencias del calentamiento global: “en América Latina, entre 80 y 180 millones de personas podrían estar afectadas por la desertificación”.
La Conferencia Internacional de Cambio Climático ‘Change the Change’, que se celebra en San Sebastián, acogió en su segunda jornada a personalidades como la secretaria general de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) y presidenta del Consejo de Administración del Instituto Internacional para el Medio Ambiente y Desarrollo, Rebeca Grynspan, para abordar el problema desde la perspectiva de la sostenibilidad.
Los expertos pusieron el punto de mira en el futuro. Grynspan advirtió de los retos a los que se enfrenta América Latina, que es aún más vulnerable que Europa ante el calentamiento global: “Entre 80 y 180 millones de personas podrían estar afectadas por la desertificación”, además de que “la subida del mar afectaría a la mayoría de capitales”, explicó. La exvicepresidenta costarricense afirmó que el problema “debe acercarse a la gente para que vea que le está afectando”. “No abrimos los espacios a esa participación para ese diálogo”, sentenció, “debemos convocar a la sociedad para buscar respuestas juntos”.
La secretaria general de la Red de Gobiernos Regionales por el Desarrollo Sostenible (nrg4SD), Natalia Vera, coincidió con Grynspan. El lema de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, ‘No dejar nadie atrás’, consiste en esa participación ciudadana, según Vera: “No se trata de llamar a las administraciones públicas, aunque tengan que asumir su responsabilidad; cada uno debe hacer su parte y formar una colaboración multinivel con una participación transversal”.
El director del Instituto de Gobernanza Democrática ‘Globernance’, Daniel Innerarity, que también participó en el panel, manifestó la idea de que “nuestras sociedades están consumiendo el futuro de una forma irresponsable”. Innerarity reflexionó también sobre la necesitad de restar importancia a las necesidades inmediatas y cambiar el objetivo: “Hemos pasado de un mundo relativamente estable donde aprendíamos de las experiencias pasadas, a un mundo acelerado basado en la tecnología; ahora tenemos que aprender del futuro”, concluyó.
La secretaria general de Acción Exterior del Gobierno Vasco, Marian Elorza, indicó que, aparte de apostar por las energías limpias, es importante involucrar también a la sociedad en el uso de los recursos: “Hay que introducir hábitos de eficiencia energética, consumir la energía que necesitamos, no más”. La alta comisionada para la agenda 2030 del Ministerio de Asuntos Exteriores, Cristina Gallach, advirtió de que se han de acompañar los procesos de cambio: “Si los más vulnerables perciben que van a pagar la factura de la transición en materia medioambiental, lógicamente, tendremos barreras de miedo”.
“Los más vulnerables son los más afectados”
Rebeca Grynspan y el exministro de Medio Ambiente de Perú y actual líder de Clima y Energía de WWF Internacional, Manuel Pulgar-Vidal, ofrecieron una rueda de prensa conjunta tras el panel. “El cambio climático está afectando a la economía y a la sociedad, y afecta sobre todo a la población más vulnerable”, afirmó Grynspan. Y ligó el cambio a las desigualdades sociales de Latinoamérica: “Los más vulnerables son los más afectados por los desastres naturales, que no son naturales sino sociales, porque nos reflejan el mapa de la desigualdad”.
Pulgar-Vidal, por su parte, subrayó que “estamos en un momento clave” en el que la ciencia ha enseñado que “cada medio grado importa”, y aseguró que “lo que hemos venido haciendo ha sido bueno pero no suficiente”. Advirtió también sobre el incremento de la temperatura: “No cumplimos con la promesa de no aumentar en 1’5 ºC; aumentar 3 ºC tendrá consecuencias catastróficas”. Pulgar-Vidal también afirmó que el cambio de comportamiento “no es solo cosa de gobiernos, sino también de la ciudadanía”.
En una sesión especial, la directora de Artingenium, Lourdes Fernández, explicó la obra de la escultora donostiarra Cristina Iglesias para fusionar arte y cambio climático. Iglesias utiliza los elementos naturales como medio para sus piezas, como estructuras submarinas que se han unido al ecosistema y se han convertido en refugio para las propias especies. “La idea del arte como refugio tanto para el ser humano como para las especies ha sido la idea central que siempre ha tenido la obra de Cristina Iglesias”, remarcó Lourdes Fernández.