El informe ‘Declaración de Ciudades Circulares’ analiza las estrategias de economía circular que se están poniendo en marcha en decenas de urbes europeas, con iniciativas de compostaje comunitario, reparación y reutilización, gestión de residuos o compra pública verde.
El recién publicado informe Declaración de Ciudades Circulares (CCD) celebra y destaca los grandes pasos que están dando las ciudades de toda Europa para apoyar la transición a una economía circular. Desde la estrategia de economía circular de Maribor (Eslovenia) y la iniciativa de compostaje comunitario de Budapest (Hungría), hasta los cafés de reparación de Gante (Bélgica) y el objetivo líder mundial de Haarlem (Países Bajos) de que el 100 % de la contratación local sea circular para 2030, el informe y los perfiles de las ciudades presentan muchas soluciones ejemplares y reproducibles.
A lo largo de 2022, las signatarias del CCD han presentado informes individuales en los que comparten sus actividades e intervenciones clave en el ámbito de la economía circular, así como los retos que han experimentado. En total se han presentado 40 casos, que abarcan las actividades de 2021 y 2022. ICLEI – Gobiernos Locales por la Sostenibilidad, con el apoyo de la Fundación Ellen MacArthur, ha llevado a cabo un análisis exhaustivo de estos casos y ha elaborado el informe CCD. Las dos organizaciones señalan que se trata de la evaluación más amplia de las prácticas de economía circular en las ciudades europeas. En él se han identificado ocho tendencias clave sobre cómo se aplica la circularidad en las zonas urbanas de Europa, así como los cuatro principales obstáculos que dificultan una economía circular.
El gran énfasis del informe en el papel de las ciudades para lograr la transición circular encaja con los objetivos más amplios de la Declaración de Ciudades Circulares. Se creó no solo para apoyar a las ciudades en la consecución de la circularidad, sino también para destacar el papel crucial que desempeñan en este proceso. Las ciudades son núcleos de humanidad y centros de actividad económica. Representan dos tercios de la demanda mundial de energía y son responsables del 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Al mismo tiempo, gestionan una serie de sectores clave con potencial circular, son responsables del uso y la gestión del suelo y cuentan con importantes presupuestos públicos de contratación e inversión. Por ello, la adopción por las ciudades de los principios de la economía circular puede impulsar el cambio en todos los países y sectores.
Potencial para acelerar la transición circular
El informe, que cuenta con un prólogo del vicealcalde de Oporto, muestra que se están haciendo progresos. La mitad de las 40 ciudades analizadas en él cuentan con estrategias de economía circular o las están desarrollando. Las ciudades que necesiten ayuda para desarrollar una pueden beneficiarse del creciente número de iniciativas circulares creadas a escala europea para apoyarlas. Además, el informe pone de manifiesto que existe un gran potencial para acelerar la transición circular. Más allá de las autoridades municipales, los residentes, los gobiernos nacionales y el sector privado tienen palancas de las que pueden tirar para ayudar a lograr la circularidad.
Para finales de 2025, el CCD aspira a tener 150 signatarias. El informe demuestra que se trata de un objetivo alcanzable. La transición circular se está produciendo en toda Europa, en ciudades grandes y pequeñas y en distintos sectores. Por ejemplo, Lovaina (Bélgica) está creando plataformas digitales para apoyar los servicios de reparación; Torres Vedras (Portugal) está utilizando la contratación pública para invertir en comidas escolares sostenibles; Copenhague (Dinamarca) está utilizando la innovación para encontrar nuevas soluciones radicales para la gestión de residuos; Liubliana (Eslovenia) anima a los ciudadanos a crear sus propias soluciones circulares; La Spezia (Italia) exige la reutilización de las estructuras existentes en la construcción; y Helsinki (Finlandia) permite la redistribución de alimentos para hacer que los sistemas alimentarios locales sean más regenerativos.
El documento incluye también dos casos en España: la Estrategia de Economía Circular de Murcia y las iniciativas circulares de Picanya (Valencia), incluyendo las destinadas a mejorar la recogida selectiva y el reciclaje de residuos en el municipio.
Principales obstáculos a la circularidad urbana
A pesar de todas estas buenas prácticas, el informe no cierra los ojos ante los retos. El progreso hacia ciudades circulares no es tan rápido como podría ser debido a la falta de competencias y conocimientos.
Además, la falta de opciones de financiación está frenando el ritmo de transición hacia una economía circular. El sector privado y los gobiernos nacionales deben ayudar a desbloquear nuevas oportunidades. Como compradores de bienes y servicios, las ciudades pueden contribuir a ello utilizando su poder de compra para dar ejemplo e impulsar el cambio entre sus proveedores.
Por último, los ciudadanos deben ser conscientes de su papel crucial. Son ellos los que configuran las normas culturales y las expectativas políticas, que deben adaptarse a los cambios introducidos por las autoridades urbanas si queremos que las ciudades sean realmente circulares.