La renovación o el recauchutado de neumáticos retrasa la entrada de estos en el flujo de residuos a la vez que ahorra recursos naturales y energía, todo ello sin renunciar a los más estrictos controles de calidad y seguridad.
El renovado (o recauchutado) es un proceso mediante el cual se le da una nueva vida útil a un neumático usado a través de la sustitución de la banda de rodadura original por otra nueva. Entre las ventajas de este proceso se encuentran el ahorro ecológico y económico: ahorro de consumo de petróleo, de consumo de agua, de consumo energético y en emisiones de CO2 al medio ambiente.
Para fabricar un neumático nuevo se necesitan 23,5 litros de petróleo, y 1.950 litros de agua y se emiten 63’37 kg de CO2; en cambio, para fabricar un neumático renovado se reduce todo aproximadamente a la mitad, puesto que se necesitan: 13,05 litros de petróleo y 878 litros de agua, y en comparación con los nuevos solo se emiten 30,58 kg de CO2 a la naturaleza
Hay que aclarar que el neumático recauchutado tiene el mismo proceso de fabricación que uno convencional y se encuentra homologado según reglamentación de Naciones Unidas, tanto para los neumáticos de turismo como de vehículos industriales. La marca de homologación que aparece obligatoriamente en el flanco de todos los neumáticos recauchutados los hace aptos para circular y son válidos en la ITV. Por otro lado, cabe destacar que los neumáticos renovados ofrecen el mismo potencial kilométrico, la misma seguridad y la misma fiabilidad que los neumáticos convencionales.
De hecho los neumáticos nuevos que se fabrican actualmente permiten ser renovados, y en el caso de neumáticos de camión, la mayoría garantiza sus carcasas para múltiples recauchutados durante varios años. La inversión inicial en una carcasa de calidad se compensa con la cantidad de kilómetros que ofrece y las varias vidas útiles que conlleva a través del renovado. Es más, los nuevos diseños de banda, así como los avances en la composición de la goma utilizada, permiten que los neumáticos renovados proporcionen el mismo kilometraje, las mismas prestaciones e igual rendimiento que los neumáticos nuevos.
Para llevar a cabo el renovado de neumáticos se siguen dos técnicas diferentes: en caliente y en frío. Ambas se asemejan al proceso de fabricación de un neumático nuevo, ya que consisten en “pegar” (técnicamente “adherir”), una banda de rodadura nueva, aplicando calor y presión (proceso de vulcanizado) durante un tiempo determinado al neumático que se pretende renovar.
El proceso en caliente seguiría los siguientes pasos:
- Raspado: En esta fase se elimina el caucho antiguo de la superficie de la carcasa, dejando así una textura y superficie adecuadas para el correcto agarre de la nueva banda de rodadura
- Revisión: El objetivo de esta inspección es el de seleccionar carcasas para renovar que estén libres de daños irreparables y que no puedan soportar otro ciclo de vida.
- Saneado y reparación: El saneado se realiza con una máquina manual en el punto exacto donde se aprecia un desperfecto. Se debe eliminar cualquier rastro de óxido en esta capa. Durante este proceso se marca el neumático con las nuevas marcas de homologación, fecha de fabricación y características del nuevo neumático, siendo así perfectamente identificable como neumático renovado.
- Incorporación de banda de rodadura: El siguiente paso en el renovado de un neumático es la incorporación de una nueva banda de rodadura “cruda”, que se adhiere a la carcasa preparada, previamente a la vulcanización.
- Vulcanización: Proceso de curación, en un molde circular cerrado segmentado normalmente en 6 piezas para marcar el dibujo de la banda de rodadura, junto a 2 platos, uno para cada flanco.
- Inspección final: En esta etapa se eliminan las rebabas y sobrantes de goma del proceso de vulcanizado. Tras revisar que el neumático no tiene ningún defecto, se finaliza estéticamente.
Actualmente los neumáticos renovados están entre los neumáticos más eficientes y ecológicos del mercado. El avanzado I+D+i aplicado en el diseño de estos moldes para ofrecer una menor resistencia a la rodadura y un óptimo comportamiento tanto en mojado como en nieve, hacen que los neumáticos renovados estén al mismo nivel de exigencia y fiabilidad que los neumáticos nuevos de hoy en día. De hecho, la mayoría de compañías de transporte por carretera en el mundo emplean neumáticos renovados en sus flotas de camiones, lo que, por ejemplo en Estado Unidos, permite ahorrar más de 1.500 millones de litros de petróleo cada año, según explican desde el sistema integrado de gestión de neumáticos fuera de uso TNU.
El renovado retrasa la entrada de los neumáticos usados en el flujo de residuos, contribuyendo al modelo económico circular cuyo objetivo es la creación de valor en cada etapa del ciclo de vida del producto con un enfoque “4R”: reducir, reutilizar, reciclar y renovar. Este proceso aporta beneficios a la sociedad y al medio ambiente puesto que se fomenta la utilización de neumáticos ecorresponsables y se reduce el número de neumáticos nuevos necesarios, haciendo en consecuencia un menor consumo de recursos naturales y de energía necesaria para fabricarlos.