La recogida de residuos puerta a puerta, contenedores cerrados con chip o un modelo mixto son algunas de las experiencias presentadas por ponentes procedentes de varios puntos del continente.
La 5ª edición del Fórum Internacional de Residuos #wasteinprogress, celebrada durante tres días en el Palau de Fires de Girona, concluyó ayer, evidenciando, entre otras conclusiones, que a corto plazo los residuos dejarán de ser anónimos y de este modo se pagará en función de lo que se genere a partir de sistemas de recogida con identificación que funcionan con éxito en otros países y que se irán implantando en Catalunya y el resto del Estado durante los próximos años.
El puerta a puerta, contenedores cerrados con chip o un modelo mixto son algunas de las técnicas que del 18 al 20 de abril han presentado ponentes procedentes de varios puntos del continente. Experiencias que se han combinado con debates y mesas redondas que han contado con la participación de testimonios de un ámbito más cercano.
Con una directriz europea que marca que a partir del 2025 el porcentaje de reciclaje de los residuos municipales tendrá que crecer de manera notable respecto al actual, se plantea un reto por lo que se refiere a la aparición de nuevas tasas, la protección de datos de los usuarios y la implicación de los ciudadanos.
La última jornada del congreso situó su foco de atención en las oportunidades y retos conductuales ante estos sistemas con identificación. Las experiencias en primera persona de representantes de Estocolmo (Suecia), los Países Bajos y las regiones de Bihor (Rumanía) y Hertfordshire (Inglaterra) fueron las protagonistas de un día que se cerró con una charla a cargo de Marta Romo, experta en neurociencia, quien hizo reflexionar a los asistentes mediante dinámicas y pautas a tener en consideración para que el cuerpo acepte cualquier cambio en su vida.
La asistencia total durante tres días ha sido de 1.700 personas y se ha superado de esta manera el récord establecido el año pasado. El congreso ha reunido a tres decenas de expositores y varios testimonios de ciudades y regiones internacionales, así como también de ámbito estatal y catalán como Madrid, Girona, Tarragona, Manlleu, Cardedeu y Usurbil y la comarca de Urola Erdia, en el País Vasco.
Coralí Cunyat, directora de Fira de Girona, hizo una valoración muy positiva: “Ha vuelto a quedar demostrado que el #wasteinprogress cada año se supera y está llegando a unos estándares de altísima calidad. Es un acontecimiento esperado entre el sector, con una alta participación y que genera un importante impacto económico en la ciudad. Con una temática ajustada al contexto actual y una selección de ponentes muy trabajada, ha permitido volver a aportar soluciones a los retos que tienen hoy en día los ayuntamientos, que ven en nuestro fórum el lugar en el que pueden conocer de primera mano experiencias de referencia en materia de residuos”.
Herramientas y acciones para cambiar los hábitos de las personas
La tercera jornada sirvió para abordar todo aquello relacionado con las reticencias que generan las implantaciones de estos nuevos modelos de recogida de residuos, exponiendo las estrategias que hace falta aplicar para minimizar los miedos de los usuarios y las administraciones. La psicología conductual se convirtió en uno de los conceptos estrella del día y de ello hablaron los neerlandeses Luuk Bos y Anne Claudia Lanting, psicólogo y Teamlead Sostenible de D&B, respectivamente. Su ponencia reflejó la necesidad de seguir una serie de pautas para cambiar el comportamiento de las personas, en este caso con el objetivo de llevar a cabo un determinado sistema de recogida de residuos que choca con los hábitos y las rutinas arraigadas a lo largo de las últimas décadas.
Para que la sociedad se muestre abierta a los cambios, explicaron que hace falta abordar tres puntos clave: “Hay que permitir al usuario una cierta autonomía y no obligarle a hacer algo de entrada porque si no es así se cerrará en banda y se generará una evidente reticencia. También hay que ofrecer garantías de que utilizar estos modelos de gestión de residuos tiene un impacto directo, como por ejemplo mostrar que gracias a separar la basura orgánica se puede generar gas verde para que funcionen los autobuses. Si hay dudas, entonces aparece la resistencia. Y el ser humano es bastante vago y tiende a conservar la energía, por lo que cambiar de hábitos no es fácil y entonces llega la incapacidad para hacer las cosas. Aquí tienen que implicarse las administraciones y autoridades locales, mostrando hasta qué punto se quiere llegar y ayudando al ciudadano, poco a poco”.
Para implicar a la sociedad de manera directa en el reciclaje, en la región inglesa de Hertfordshire existe la organización “Waste Aware”, que tiene una gran trayectoria en campañas de comunicación con el propósito de aumentar la participación ciudadana. Helena Jackson, su coordinadora, aprovechó el altavoz del #wasteinprogress para admitir que, de entrada, “no es fácil convencer a la gente” cuando de lo que se trata es de cambiar sus hábitos, pero que pese a esta supuesta primera barrera se han llevado una serie de acciones que han corroborado que “la mayoría quiere ayudar a mejorar el medio ambiente”.
Igualmente, Jackson manifestó que “una cosa es que exista predisposición y otra, que se consiga tirar adelante para alcanzar unos objetivos. Hay que aprovechar este entusiasmo de las personas. ¿Cómo? Intentamos ser muy claros, animando a los ciudadanos y llevándolos hacia nuestro terreno con iniciativas y campañas divertidas, llamativas”. Con el apoyo del gobierno local, por ejemplo, se invitó a toda una comunidad a un desayuno para trabajar la separación de la basura orgánica, preguntando directamente a cada persona cómo lo haría y explicando cuáles serían las consecuencias de sus acciones. Se han creado marcas llamativas con diseñadores conocidos y en redes sociales se han colgado fotografías de “personas reales” para demostrar que toda la sociedad puede estar implicada. “Tú mismo, tu vecino o aquel padre o madre del colegio de tus hijos”, detalló, para “hacerlo todo más cercano”. Tampoco ha faltado la información puerta a puerta o la organización de charlas y encuentros para llegar a sectores más amplios de la población.
Los casos de Estocolmo (Suecia) y Salacea (Rumanía)
Dos de las ponencias internacionales de ayer sirvieron para explicar casos de implantación de nuevos métodos de recogida de residuos con identificación y cuál ha sido la reacción de la población. La localidad rumana de Salacea fue la primera de la región de Bihor que inició un sistema puerta a puerta identificado. “La gente primero tuvo miedo. Porque no entendía muy bien qué tenía que hacer y porque nadie quería ser sancionado si no actuaba correctamente”, reconocieron Pásztai Zoltán y Horváth Béla. El representante en ecología y medio ambiente de Bihor y el alcalde de Salacea, respectivamente, explicaron que a partir de una fuerte campaña de educación y divulgación, la confianza y el compromiso de la población han aumentado.
“Antes todos los residuos iban en un único contenedor. Los que tenemos ahora son más pequeños y fraccionados. Informamos a la gente de que queríamos crear un mundo mejor y que si alguien lo hacía mal, no se le penalizaría, sino que se le explicaría cómo hacerlo correctamente”. A partir de aquí, la mejora ha sido evidente: “Solo un 10 por ciento de los usuarios mostró sus dudas, pero les dijimos que, si querían conservar los contenedores grandes, tendrían que pagar el doble y aquí se acabó el problema”. Considerado como un “proceso” en constante evolución, en un año las cifras son muy positivas porque “todos han visto que esta es la solución y también los políticos, que están implicados. En Salacea y Bihor la recogida selectiva es de un 65% de los residuos y en otras zonas del país, del 45 o 50%”.
Una excelente aceptación ha recibido el nuevo modelo de recogida de residuos en un área de Estocolmo (Suecia) que comprende unas 3.000 viviendas. Para evitar las congestiones de tráfico, alejar los camiones, eliminar la contaminación acústica, minimizar las emisiones y convertirlo en un espacio más seguro, se dispone de un sistema híbrido, que incluye una recogida por aspiración subterránea neumática. El método funciona con una tecnología RFID que sirve para recoger datos e información de los usuarios y, al mismo tiempo, permite mejorar sus comportamientos a partir de comentarios sobre sus acciones. Hablaron de ello Henrik Siepelmeyer, doctorando, máster y licenciado en la Universidad de UiA i KHT Real Instituto de Tecnología de Estocolmo, y Lars-Olov Andersson, director técnico y responsable de recogida neumática de residuos SVOA.
“No es un sistema del todo nuevo, se utiliza en más lugares de Suecia y en otros países, pero aun así siempre puede representar una novedad para aquellos que no lo conocen. Nos hemos encontrado una muy buena acogida. La sociedad tiene una elevada conciencia ambiental y desde el primer momento ha existido la voluntad de reducir el evidente problema con el tráfico”. Esta técnica, además de reducir el espacio que se ocupa en la calle, no genera malos olores y hace que todo el mundo se sienta partícipe. “Todos comparten el mismo sistema y disponemos de un cálculo de la cantidad de residuos que tira cada unidad familiar. Una información que se puede consultar. La tuya y la de tu vecino, por ejemplo, así que cada uno conoce cuál es su comportamiento y el de aquellos que conviven cerca de él”. Con el detalle de estos datos, después se pueden impulsar intervenciones para mejorar los hábitos de recogida de la gente e incorporar nuevas normas sociales.