Estos municipios enviarán la fracción resto al CTR-Vallès mientras duren las obras de reforma de la incineradora de Campdorà.
El Centro de Tratamiento de Residuos del Vallès Occidental ha empezado a recibir y tratar los residuos procedentes de los municipios de Girona, Salt y Sarrià de Ter. De esta manera, El CTR-Vallès incrementa su actividad y el número de toneladas gestionadas.
El tratamiento de de estos residuos es fruto del convenio de colaboración que firmaron a finales de 2017 el Consorcio para la Gestión de Residuos del Vallès Occidental y la sociedad pública TRARGISA. Segun dicho acuerdo, los municipios de Girona, Salt y Sarrià de Ter utilizarán las instalaciones del CTR-Vallès mientras duren las obras de reforma y optimización de la planta incineradora de Campdorà, previstas para un periodo de dos años. No obstante, la finalización del convenio podrá anticiparse en caso de conclusión de las obras en fecha previa a la prevista.
El precio por el servicio de tratamiento de la fracción resto será el mismo que pagan los municipios del Vallès Occidental, lo que supondrá un incremento de más de dos millones de euros en el presupuesto del Consorcio. Se prevé que la cantidad de residuos que llegarán al CTR a raíz de este convenio sea del entorno de 30.000 toneladas anuales.
El Centro de Tratamiento de Residuos del Vallès Occidental es una instalación que permite tratar los residuos para obtener materiales recuperables y garantizar que cada residuo llega a su destino final después de haber pasado por un proceso que asegura su máximo aprovechamiento y la inocuidad de los flujos de salida. Este equipamiento forma parte del Plan territorial sectorial de infraestructuras de gestión de residuos municipales de Cataluña, impulsado por la Agencia de Residuos de Cataluña.
En esta planta los residuos se someten a un tratamiento mecánico-biológico para recuperar los materiales reutilizables )papel, metales, envases…) y estabilizar la materia orgánica. El bioestabilizado obtenido se puede utilizar como material para la restauración de suelos, depósitos controlados… El rechazo resultante se embala en balas retractiladas con un porcentaje de biodegradabilidad muy pequeño.