Investigadores germanos estudian si se trata de una digestión bioquímica por enzimas o bacterias o de una simple molienda, en cuyo caso el plástico se excretaría sin cambios químicos.
El pasado mes de abril, medios de comunicación de todo el mundo se hicieron eco de un estudio sobre gusanos que comen plástico que causó sensación. Se trataba de trabajo liderado por la investigadora del CSIC Federica Bertocchini en la Universidad de Cantabria, y en él se recogía que el gusano de cera (Galleria mellonella) es capaz de digerir polietileno (PE). Este polímero se usa habitualmente en la fabricación de bolsas de plástico y otros envases.
Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz (Alemania) ha examinado los datos publicados y los procedimientos experimentales de Bertocchini y su equipo y ha publicado un artículo rebatiendo sus resultados. Según su informe, no existe una prueba suficiente de la biodegradación del polietileno en la primera publicación.
Todo empezó cuando el equipo español observó por accidente que los gusanos mordían las bolsas haciendo agujeros en estas. Los investigadores alemanes estudian ahora si se trata realmente de una digestión bioquímica por enzimas o bacterias presentes en el tracto digestivo de las orugas, o simplemente de una molienda o trituración mecánica. En este último caso, el plástico se excretaría sin cambios químicos.
El grupo desarrolló un procedimiento experimental, en el que se examinó la influencia de un homogenizado de gusanos en una superficie de polietileno. El homogenizado es una masa de gusanos aplastados y ultracongelados, rica en proteínas y lípidos y con enzimas del sistema digestivo intactas. Para sus análisis optaron por métodos espectroscópicos y microscópicos.
El equipo de Bertocchini afirmaba que el polietileno se descomponía en etilenglicol, un metabolito con potencial oxidativo, después del tratamiento de bolsas de polietileno con el homogenizado de gusanos. Sin embargo, la interpretación de los resultados, especialmente los obtenidos por espectroscopia infrarroja, es ahora cuestionada y despierta dudas respecto a la obtención de etilenglicol.
El equipo alemán ha demostrado ahora en experimentos simples de control que no habían sido realizados por los científicos españoles, que faltan señales esenciales de glicol de etileno en los espectros publicados previamente. Por otro lado, las señales de una degradación bioquímica recogidas en el trabajo español son idénticas a las producidas por una mezcla de proteína animal y grasa. Para probar esta hipótesis, los investigadores germanos trataron una superficie de polietileno con yema de huevo y cerdo triturado, obteniendo firmas espectrales muy similares.
Los resultados de los científicos alemanes se publicaron recientemente en la revista científica Current Biology, la misma en la que se publicó el primer estudio español. Y aunque aún no se ha probado que no haya descomposición bioquímica, a la luz de estos resultados, el sensacional hallazgo de los gusanos que comen plástico parece ahora más dudoso.