Organizaciones ambientalistas europeas piden aplicar un decálogo de políticas en el ámbito de los residuos con los que «salir de la pandemia construyendo una sociedad más sostenible y una economía realmente circular».
Coincidiendo con la pandemia del Covid-19, España está inmersa en la transposición de las directivas europeas de residuos incluidas en el Paquete de Economía Circular y la de Plásticos de un Solo Uso. De hecho, desde el Ministerio de Transición Ecológica (MITECO) se ha iniciado este trámite con la consulta previa para elaborar un Real Decreto (RD) de envases y residuos de envases. Y tanto desde distintos organismos europeos como desde las organizaciones ecologistas nacionales e internacionales, se está reclamando ambición a todos los Estados miembros para reforzar las políticas verdes y apostar por un escenario postpandemia lo más sostenible posible. Actualmente, casi el 90% de los materiales usados en la UE se pierden tras su primer uso.
En este contexto, un grupo amplio de la sociedad civil europea, liderado por el European Environmental Bureau (EEB), que aglutina a más de 160 entidades ecologistas del continente, y Zero Waste Europe (ZWE), ha difundido un documento con las diez prioridades a tener en cuenta en la trasposición de las directivas de residuos para «conseguir una transformación ecológica real y efectiva en el menor tiempo posible»:
- Establecer objetivos ambiciosos y vinvulantes de prevención y reutilización. Los firmantes del documento optan por adoptar y seguir una hoja de ruta progresiva para el año 2030 siguiendo los principios de la jerarquía de gestión de residuos de la UE, e incluir un objetivo global vinculante de reducción de residuos y una limitación a su generación expresada en kg/cápita/año. Esta acción se complementaría con objetivos y medidas vinculantes de reutilización de residuos y productos.
- Fijar objetivos obligatorios de prevención del desperdicio alimentario del 50% para 2030. Todos los estados miembros deberían alcanzar este objetivo mediante medidas efectivas que cubran todas las fases de la cadena de abastecimiento de alimentos, desde la cosecha al procesado y desde la comercialización al consumo.
- Definir requisitos exhaustivos de diseño circular para todos los productos. Estos requisitos han de asegurar la durabilidad, reutilización, reparación y reciclabilidad de los productos, asegurando la no toxicidad de sus materiales y el uso de recursos sostenibles. Debe darse a los consumidores el derecho a reparar sus productos como norma habitual.
- Asegurar ciclos materiales limpios, seguros y no tóxicos. Un entorno de contaminación cero y no tóxico solo se puede conseguir evitando las sustancias de mayor preocupación y eliminándolas de manera gradual mediante una rigurosa legislación, actualmente inexistente. Solo se puede evitar la presencia de estas sustancias en productos nuevos y reciclados asegurando que existe un sistema de información pública sobre las sustancias presentes en materiales, artículos, productos y residuos.
- Establecer incentivos económicos efectivos para desarrollar estrategias de ahorro de recursos. Los sistemas tributarios y los incentivos fiscales deben promover las prácticas de reutilización, por ejemplo, reduciendo el IVA para la reparación y para los productos de segunda mano y gravando los envases de un solo uso. El ‘pago por generación’ es un incentivo para las familias para generar menos basura. En un nivel superior, la UE debe estimular las inversiones públicas y privadas en actividades circulares que se sitúen en lo más alto de la jerarquía de gestión de residuos y dejar de promover la generación de energía de residuos.
- Priorizar la prevención de residuos en los esquemas de responsabilidad ampliada del productos (RAP). Todos los sistemas de RAP deben apoyar la prevención de residuos mediante la financiación y promoción de la reutilización de los productos y la ecomodulación de las tasas para desincentivar los productos no circulares.
- Promover los envases reutilizables. Las organizaciones ecologistas reclaman igualmente que la revisión de los requisitos esenciales de la Directiva de Envases y Residuos de Envases debe llevar a una legislación ambiciosa que ponga el foco en el diseño para la reutilización del producto, el uso de materiales no tóxicos y, tras un largo uso, su reciclabilidad. Las políticas de la UE han de apoyar la implementación de sistemas de reutilización, incluyendo sistemas de rellenado y sistemas de depósito, devolución y retorno a través de objetivos cuantitativos de reutilización de envases para el año 2022.
- Controlar y limitar el envío global de residuos. Los residuos no deberían ser enviados a países fuera de la UE con regulaciones menos estrictas y una inadecuada infraestructura de reciclado. En su lugar, Europa debería reutilizar y reciclar sus propios residuos lo más cerca posible, creando empleo local. La aplicación estricta de las nuevas enmiendas al Convenio de Basilea es crucial.
- Configurar el marco legal correcto para el reciclaje químico. Se necesitan definiciones y requisitos claros para garantizar que el reciclaje químico no mine enfoques circulares más altos en la jerarquía de residuos o provoque impactos ambientales adversos. El input debería limitarse a plásticos degradados y contaminados, nunca a los plásticos procedentes de una recogida selectiva, y el output debe limitarse a plásticos nuevos, no a combustible.
- Eliminación de la incineración. Finalmente, los grupos firmantes creen que Europa debe liberar el potencial de las actividades de prevención de residuos y economía circular eliminando gradualmente la capacidad existente de las incineradoras y frenando el desarrollo de nuevas instalaciones de este tipo en toda la UE. Esto lo consideran de suma importancia para mejorar la recogida selectiva y asegurar la descarbonización de la red de energía de la UE.