Una investigación revela cómo factores ambientales como vivir cerca de carreteras principales, la exposición a partículas en el aire o la contaminación acústica aumentan las probabilidades de sufrir deterioro cognitivo, mientras que los espacios verdes y azules lo previenen.

Factores ambientales propician la demencia
Una mejor planificación urbana podría crear comunidades con factores ambientales que ayuden a reducir el riesgo de deterioro cognitivo

Un nuevo estudio de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Georgia, en EE.UU., se centra en el poderoso papel que desempeña nuestro entorno en la configuración del riesgo de demencia. Dirigido por el profesor adjunto de Política y Gestión Sanitarias Suhang Song, este metaanálisis demuestra que factores como la contaminación atmosférica y el acceso a espacios verdes o azules pueden aumentar o disminuir significativamente las probabilidades de deterioro cognitivo y de desarrollar demencia.

«Estas cifras demuestran que vivir en un entorno amigable en relación con la demencia es importante para retrasar o prevenir el deterioro cognitivo y la aparición de la demencia», afirma Song.

Llevar a cabo el metaanálisis fue importante, como lo fue tomar varios estudios empíricos para crear una imagen más clara sobre el riesgo ambiental, dijo Song. La investigación, publicada en Ageing Research Reviews, combinó 54 estudios en una revisión sistemática y 21 en el metaanálisis, lo que permitió a los investigadores cuantificar el impacto de varios factores.

Aunque investigaciones anteriores han demostrado la asociación entre los factores ambientales y el riesgo de demencia, Song afirma que merecía la pena destacar la contribución de algunos factores.

Así, vivir cerca de carreteras principales se asoció con un riesgo de demencia aproximadamente un 10% mayor, y la exposición a partículas finas en el aire -algo que generan los vehículos y las emisiones industriales- se asoció con un aumento del riesgo del 9%. El óxido nitroso aumentaba el riesgo en un 10%, y la contaminación acústica, en un 9%.

Por otra parte, algunos entornos ayudan a reducir el riesgo de deterioro cognitivo. Los espacios verdes y azules, que incluyen parques construidos y naturales, así como masas de agua, reducen el riesgo en un 6% aproximadamente. La accesibilidad a pie en una comunidad, así como el acceso a servicios locales como tiendas de alimentación, centros comunitarios y atención sanitaria, también redujeron el riesgo.

«Basándonos en estos resultados, podemos sugerir que las personas visiten parques o bosques con más frecuencia y vivan más alejadas de las carreteras principales», afirma Song. «Además, vivir en una comunidad en la que se pueda caminar más, o estar cerca de servicios locales como librerías, centros de atención sanitaria y más es útil».

Mejorar la planificación urbana

Según Song, estos datos pueden ayudar a mejorar la planificación urbana para crear más comunidades que fomenten la salud cognitiva.

«La mayor ventaja de este trabajo es cuantificar la asociación entre determinados factores y la salud cognitiva», afirma Song. «Este análisis puede aportar pruebas para la planificación urbana basada en datos y apoyar a los responsables de la toma de decisiones».

Esta revisión sistemática y metaanálisis se centró en estudios que utilizaron factores ambientales medidos objetivamente, lo que puede reducir el sesgo asociado con las medidas subjetivas, como las percepciones de la calidad del aire o los informes individuales sobre los espacios verdes y la belleza de una zona. Estos casos de datos autodeclarados pueden limitar a veces la fiabilidad de las conclusiones de un estudio.

Song espera que este estudio sirva de base para futuras investigaciones y anime a los científicos a dar prioridad a las mediciones objetivas a la hora de investigar las influencias medioambientales en la cognición y el riesgo de demencia.

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