Hoy 30 de marzo se celebra por primera vez el Día Mundial del Residuo Cero, un concepto que no apela a cómo se gestionan los residuos, sino a reducir el consumo de recursos y hacer un uso más eficiente de estos.
El año pasado, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó por unanimidad declarar el 30 de marzo como Día Internacional del Residuo Cero. Turquía, con otros 105 países, había presentado la resolución que instaba a hacerlo.
Esta celebración puede ser un altavoz importante para hacer llegar el mensaje de las organizaciones que trabajan en todo el mundo a favor de la reducción y la prevención de residuos y el uso eficiente de los recursos. Sin embargo, según señalan desde Rezero, también existe la amenaza de que el concepto residuo cero, a medida que circule por altas tribunas, vaya vaciándose de contenido y se acabe asociando a limpiezas del fondo marino, fabricación de bioplásticos y reciclaje de botellas de PVC.
Por ello, el primer reto para estas entidades es blindar la definición de residuo cero. Un futuro sin residuos es un propósito que todo el mundo puede asumir como propio. Ahora bien, no todos los caminos llevan al residuo cero. Y es que este concepto no apela a cómo se gestionan los residuos, sino que apunta a reducir el uso de los recursos y hacer un uso también más eficiente.
En el artículo con el que Naciones Unidas presenta el Día Internacional Residuo Cero afirma que “la humanidad genera unos 2.240 millones de toneladas de residuos sólidos municipales anuales, de los cuales sólo el 55% se gestiona en instalaciones controladas”. El objetivo residuo cero no aspira a convertir ese 55% en un 100%, sino que apunta directamente a los 2.240 millones de toneladas.
En este sentido, la Alianza Internacional Residuo Cero, ha redactado una definición de residuo cero: “La conservación de todos los recursos mediante la producción, el consumo, la reutilización y la recuperación responsable de productos, envases y materiales, sin quemarlos ni emitir vertidos -a tierra, agua o aire- que amenazan el medio ambiente o la salud humana”.
Es decir, para que el residuo cero sea una realidad, es necesario identificar las causas del actual continuo desperdicio de recursos y combatirlas. Y esto requiere repensar a fondo la forma de producir, distribuir y consumir. Su objetivo es mucho más que desvincular la actividad económica de la destrucción medioambiental. El objetivo es crear relaciones ecosistémicas que preserven el valor y la energía de los recursos y que al mismo tiempo permitan que la sociedad prospere. Y está claro que prosperar no tiene que ver únicamente con el crecimiento del PIB, un indicador económico que no sirve para medir el bienestar social, el equilibrio ecológico y las posibilidades de supervivencia de las generaciones futuras.
En esta línea, desde la organización Rezero, en el marco de la primera celebración del Día Internacional del Residuo Cero, apuntan las cinco claves que consideran imprescindibles:
- Reducción y uso eficiente de los recursos como principal referencia social y económica.
- Equilibrar la balanza de las responsabilidades hacia el sector productivo.
- Sistema productivo donde la salud de las personas esté en el centro.
- Información clara y transparente.
- Ciudadanía informada, comprometida y exigente.
¿Y tú haces algo en tu día a día para avanzar hacia un futuro sin residuos?
En línea con lo citado, mi pequeña contribución para alcanzar el objetivo de residuo 0 es algo que todos podemos hacer sin grandes esfuerzos y que sin duda bajaría el consumo de grandes cantidades de plásticos.
Cuando voy al supermercado, añado al carro la fruta y verduras sin bolsa. Entiendo que en caja es más laborioso para el personal pesar y marcar estos productos pero eliminaríamos el uso indiscriminado de bolsas de plástico. Algunos supermercados dejan para su uso, la cajas de cartón que previamente contenían algunos de esos productos u otros. Siempre que las veo, las utilizo para introducir las frutas y verduras que compro. Posteriormente, por supuesto, ese cartón irá al contenedor de cartón donde se reciclará para otros usos.