Luis Medina-Montoya Hellgren.

Director de Proyectos. 
Fundación Economía Circular

La convergencia entre Industria 4.0 y Economía Circular ofrece una oportunidad única para avanzar hacia un modelo de desarrollo más eficiente, resiliente y sostenible, pero también presenta retos en aspectos como el acceso a la tecnología, la capacitación laboral y la ciberseguridad que es necesario abordar.

La cuarta revolución industrial y la economía circular

La Cuarta Revolución Industrial, conocida como Industria 4.0, está transformando profundamente la manera en que las economías y los procesos productivos funcionan. Al integrar tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial (IA), el internet de las cosas (IoT), el big data, la robótica avanzada y la impresión 3D, esta revolución no solo cambia el panorama económico, sino que también plantea una serie de preguntas y oportunidades en relación con el empleo y la sostenibilidad. Uno de los marcos más prometedores para responder a estos retos es la Economía Circular, un concepto que aboga por una gestión eficiente de los recursos a lo largo de todo su ciclo de vida, maximizando su reutilización, reciclaje y reducción de residuos.

La convergencia entre estas dos grandes transformaciones —la Industria 4.0 y la Economía Circular— no solo es posible, sino que también es deseable. Juntas, ofrecen una oportunidad única para avanzar hacia un modelo económico más eficiente, resiliente y, sobre todo, sostenible.

La Cuarta Revolución Industrial y su Impacto en el Empleo

La Cuarta Revolución Industrial es distinta de sus predecesoras no solo por las tecnologías que introduce, sino también por el nivel de interconexión entre el mundo digital y físico. En este nuevo paradigma, las máquinas pueden comunicarse entre sí, los datos fluyen en tiempo real y las decisiones son impulsadas por algoritmos que optimizan procesos. Sin embargo, este nivel de automatización y eficiencia plantea también un desafío significativo para el empleo.

El desplazamiento de puestos de trabajo por la automatización es una de las principales preocupaciones. Sectores como la manufactura, la logística y la agricultura están viendo cómo las tareas manuales repetitivas se sustituyen por robots y sistemas automatizados. No obstante, es importante no perder de vista que, aunque algunos empleos tradicionales desaparecerán, otros nuevos están surgiendo, especialmente aquellos que requieren habilidades digitales y técnicas más avanzadas.

En este contexto, la Economía Circular ofrece una nueva perspectiva. En lugar de competir con la automatización, los principios de circularidad pueden generar empleo en sectores como el reciclaje, la reparación, la remanufactura y la gestión de residuos. De hecho, un estudio del Foro Económico Mundial estimó que la transición hacia una economía circular podría generar millones de empleos en todo el mundo, especialmente en actividades relacionadas con el manejo de materiales y la reingeniería de procesos para hacerlos más eficientes.

La Economía Circular promueve un modelo en el que los productos se diseñan desde su concepción para ser reparables, reutilizables y reciclables. En este enfoque, los residuos se consideran un recurso, y el valor se mantiene dentro de la economía durante el mayor tiempo posible. Este modelo no solo es fundamental para abordar la crisis medioambiental, sino que también está demostrando ser un motor para la creación de nuevos empleos.

Un ejemplo icónico de la importancia de la reparación y actualización lo encontramos en el sector aeronáutico, concretamente en el caso de los bombarderos B-52. Estos aviones, en servicio desde la década de 1950, han sido actualizados constantemente con nuevas tecnologías. Aunque la estructura básica del avión permanece intacta, sus capacidades han sido modernizadas para adaptarse a los avances contemporáneos, lo que los convierte en una pieza clave en el arsenal militar actual de los EE.UU., más de 60 años después de su primer vuelo. Otro ejemplo similar es el caso de los ferrocarriles de alta velocidad en Japón, como los famosos trenes bala Shinkansen, que han sido sometidos a constantes actualizaciones tecnológicas sin necesidad de sustituir completamente los trenes originales, maximizando así la inversión y reduciendo el impacto ambiental de construir nuevas unidades.

Sin embargo, para que este tipo de actualización y reparación sea factible, es imprescindible que los productos sean de alta calidad desde su fabricación. Un ejemplo cotidiano de esta realidad lo vemos cuando llevamos unos zapatos a reparar. No es lo mismo reparar un zapato de piel, con suela de cuero y tacón de madera cosidos, que uno hecho de materiales de menor calidad y pegado todo con cola. El primero tiene una vida útil mucho más larga y permite varias reparaciones, mientras que el segundo suele tener que ser desechado al primer daño importante. Este enfoque pone de relieve un aspecto fundamental de la Economía Circular: el fomento del producto bien hecho, pensado para durar y ser actualizado, lo cual genera un incentivo adicional para recuperar el gusto por productos duraderos y de alta calidad.

Tecnología y Circularidad: Hacia una Nueva Relación con los Recursos

Una de las principales interacciones entre la Industria 4.0 y la Economía Circular es la optimización de recursos. Las fábricas inteligentes, impulsadas por tecnologías como el IoT y la inteligencia artificial, permiten monitorizar los procesos productivos en tiempo real, identificando ineficiencias y minimizando el desperdicio de materiales. Este tipo de optimización es clave para un futuro circular, donde los recursos se gestionen de manera más eficiente.

Un ejemplo lo encontramos en el sector manufacturero, donde la robótica avanzada y la impresión 3D están permitiendo crear productos a medida utilizando menos material, permitiendo series más cortas y reduciendo los desechos. Este tipo de tecnologías, alineadas con los principios de la Economía Circular, no solo mejoran la eficiencia, sino que también ayudan a las empresas a reducir su impacto medioambiental.

Además, la trazabilidad de los materiales mediante blockchain y el IoT permite garantizar que los productos al final de su ciclo de vida se gestionen adecuadamente, ya sea reciclándolos o reutilizándolos. Esta transparencia es fundamental para evitar la generación de residuos innecesarios y para promover la circularidad de los materiales en la economía, amén de para crear confianza en el ciudadano y conseguir su colaboración y compromiso, en diferentes etapas del ciclo de vida de los productos.

Modelos de Negocio Innovadores: Del Producto al Servicio

La Cuarta Revolución Industrial también está impulsando una transformación en los modelos de negocio, y aquí es donde la Economía Circular encuentra un terreno fértil para expandirse. La tendencia hacia la servitización, donde las empresas ofrecen productos como servicios en lugar de venderlos directamente, está ganando terreno gracias a las nuevas tecnologías.

Un ejemplo es el modelo de «pago por uso» o «productos como servicio», donde los consumidores no compran el producto, sino que pagan por su uso durante un periodo determinado. Este enfoque no solo optimiza el uso de los recursos, sino que también facilita la reparación, el reciclaje y la actualización de los productos al final de su ciclo de vida. Empresas tecnológicas como HP y Philips ya están adoptando este modelo, ofreciendo impresoras y dispositivos de iluminación bajo un sistema de alquiler o suscripción, lo que les permite gestionar de manera más eficiente los recursos a lo largo de la vida útil del producto.

Un caso emblemático y familiar de este enfoque, es el diseño y fabricación de vehículos destinados a ser compartidos en lugar de vendidos, lo que está ganando terreno en el contexto de la movilidad sostenible. Este modelo, sin embargo, nos enfrenta a una cuestión fundamental y a menudo pasada por alto: el arraigado sentido de la propiedad, que es inherente a la economía lineal sobre la que se ha basado la economía de mercado. Estamos acostumbrados a creer que necesitamos ser dueños del vehículo que conducimos, de los electrodomésticos que utilizamos o incluso de la casa en la que vivimos. Superar esta mentalidad de propiedad no será ni fácil ni rápido, ya que implica un cambio profundo en los hábitos de consumo y en la percepción del valor que le damos a los bienes. Sin embargo, este cambio es clave para avanzar hacia un modelo más eficiente y sostenible, donde el acceso a los servicios prima sobre la posesión.

Los Desafíos de la Cuarta Revolución Industrial en la Economía Circular

A pesar de las oportunidades, la convergencia entre la Industria 4.0 y la Economía Circular no está exenta de desafíos. Uno de los principales obstáculos es el acceso desigual a la tecnología. No todas las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, tienen la capacidad financiera para invertir en las tecnologías avanzadas que impulsan la Cuarta Revolución Industrial. Esto podría generar una brecha tecnológica entre las empresas que adoptan rápidamente estas herramientas y aquellas que no pueden hacerlo.

Otro reto es el desplazamiento de empleos. Aunque la Economía Circular puede generar nuevas oportunidades laborales, la automatización y la digitalización también tienen el potencial de desplazar a muchos trabajadores, especialmente en sectores más tradicionales. Para mitigar este riesgo, será necesario un esfuerzo concertado por parte de los gobiernos y las empresas para ofrecer programas de capacitación y reconversión laboral que preparen a los trabajadores para las nuevas demandas del mercado.

La ciberseguridad también es un factor crítico a medida que más dispositivos se conectan a través del IoT y se intercambian grandes volúmenes de datos. La interconexión de sistemas aumenta la vulnerabilidad a ataques cibernéticos, lo que podría comprometer la integridad de las cadenas de suministro circulares.

Un Futuro Interconectado y Sostenible

La sinergia entre la Cuarta Revolución Industrial y la Economía Circular ofrece una visión prometedora para el futuro del empleo y la sostenibilidad. La digitalización avanzada, combinada con los principios de circularidad, puede transformar radicalmente la forma en que producimos y consumimos, haciendo que nuestras economías sean más eficientes y sostenibles.

Para que este futuro sea posible, será necesario abordar los desafíos relacionados con el acceso a la tecnología, la capacitación laboral y la ciberseguridad. Al mismo tiempo, las empresas, los gobiernos y la sociedad deben colaborar para garantizar que la transición hacia una Economía Circular sea inclusiva, equitativa y resiliente. Solo así podremos aprovechar plenamente las oportunidades que nos brinda la Cuarta Revolución Industrial, creando un modelo económico que no solo genere empleo, sino que también proteja el planeta para las generaciones futuras.

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