Los eurodiputados consideran que estos objetivos deberían ser vinculantes y critican algunas de las recientes propuestas climáticas de la Comisión, al considerar que carecen de amplitud de miras y ambición.
El Parlamento Europeo adoptó este miércoles una resolución no legislativa en la que pide al Ejecutivo comunitario y a los Estados miembros que establezcan objetivos concretos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 40% para 2030, comparado con los niveles de 1990. La Eurocámara también apuesta por mejorar la eficiencia energética un 40%, en consonancia con los avances en la investigación sobre ahorro energético. Finalmente, los parlamentarios piden un compromiso para producir al menos el 30% de la energía consumida a partir de fuentes renovables.
La Eurocámara considera que estos objetivos deberían ser vinculantes y llevarse a la práctica a través de objetivos nacionales individualizados, en función de la situación de cada Estado miembro y de su potencial.
“El precio de la energía afecta gravemente a las empresas, la industria y, más concretamente, a nuestros ciudadanos. Si queremos reducir nuestras importaciones de energía debemos producir más en Europa, a través de un mejor y más eficiente uso de nuestros recursos”, aseguró la ponente Anne Delvaux (PPE, Bélgica), de la comisión de Medio Ambiente. “Una amplia variedad energética y mayor eficiencia será la mejor opción para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, impulsar las nuevas tecnologías y la innovación, crear empleo y hacer que nuestras economías sean más ‘verdes’. Por eso necesitamos tres objetivos vinculantes”, añadió.
No lo ve de igual forma Konrad Szymański (ECR, Polonia), de la comisión de Industria, quien eliminó su nombre del texto adoptado. “Este resultado no es satisfactorio. Nos prometemos a nosotros mismos, a los europeos y la industria europea que esta nueva política climática será realista, flexible y rentable. Se trata de una buena disposición. Sin embargo, no es realista que doblemos los objetivos de emisiones después de 2020. Esto representa una vía para reducir la competitividad de la industria europea”, afirmó.
“La adopción de estos objetivos antes de las negociaciones de París de 2015 es un error. No debemos enseñar nuestras cartas antes de que nuestros socios digan lo que realmente piensan. Los objetivos vinculantes sobre renovables y eficiencia energética no son una solución flexible. Sabemos bien que los Estados miembros y los sectores individuales tienen distintas capacidades”, agregó Szymański.
Debilidad de algunas propuestas
Esta resolución no vinculante llega tras la publicación en marzo del año pasado de un libro verde de la Comisión Europea sobre las políticas climáticas y energéticas para 2030, que sustituirán al actual marco. El Ejecutivo presentó sus propuestas el 22 de enero, cuyas metas menos ambiciosas toparon con el escepticismo de los eurodiputados, quienes expresaron su preocupación sobre las propuestas.
En este sentido, consideran que la propuesta de la Comisión carece de amplitud de miras y ambición a distintos niveles, concretamente en cuanto a la inexistencia de objetivos nacionales para energías renovables y nuevas medidas para incentivar la eficiencia energética.
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