El proceso de tratamiento electrolítico propuesto por investigadores del INRS canadiense permitiría degradar los microplásticos directamente en la fuente de origen.
Un equipo de investigación del Institut National de la Recherche Scientifique (INRS), en Canadá, ha desarrollado un proceso para el tratamiento electrolítico de las aguas residuales que degrada los microplásticos en la fuente. Los resultados de esta investigación han sido publicados en la revista Environmental Pollution.
Las aguas residuales pueden llevar altas concentraciones de microplásticos al medio ambiente. Estas pequeñas partículas de menos de 5 mm pueden provenir de nuestra ropa, generalmente como microfibras. El profesor Patrick Drogui, que dirigió el estudio, señala que actualmente no hay métodos de degradación establecidos para manejar este contaminante durante el tratamiento de las aguas residuales. Ya existen algunas técnicas, pero a menudo implican la separación física como medio de filtrar los contaminantes. Estas tecnologías no los degradan, lo que requiere un trabajo adicional para manejar las partículas separadas.
Por lo tanto, el equipo de investigación decidió degradar las partículas por oxidación electrolítica, un proceso que no requiere la adición de productos químicos. «Usando electrodos, generamos radicales de hidroxilo (* OH) para atacar los microplásticos. Este proceso es respetuoso con el medio ambiente porque los descompone en moléculas de CO2 y de agua, que no son tóxicas para el ecosistema», explica Drogui. Los electrodos utilizados en este proceso son más caros que los de hierro o acero, que se degradan con el tiempo, pero pueden ser reutilizados durante varios años.
Un tratamiento eficaz
El profesor Drogui propone el uso de esta tecnología en el desagüe de las lavanderías comerciales, una fuente potencial de liberación de microplásticos en el medio ambiente. «Cuando esta agua de lavandería comercial llega a la planta de tratamiento de aguas residuales, se mezcla con grandes cantidades de agua, los contaminantes se diluyen y por lo tanto son más difíciles de degradar. Por el contrario, al actuar en la fuente, es decir, en la lavandería, la concentración de microplásticos es mayor (por litro de agua), por lo que es más accesible para la degradación electrolítica», explica el especialista en electrotecnología y tratamiento de aguas.
Las pruebas de laboratorio realizadas con agua contaminada artificialmente con poliestireno mostraron una eficiencia de degradación del 89%. El equipo planea pasar a los experimentos con agua real. «El agua real contiene otros materiales que pueden afectar al proceso de degradación, como carbonatos y fosfatos, que pueden atrapar los radicales y reducir el rendimiento del proceso de oxidación», dice el profesor Drogui, director científico del Laboratorio de Electrotecnologías Ambientales y Procesos Oxidativos (LEEPO) del INRS.
Si la tecnología demuestra su eficacia en el agua de lavado comercial real, el grupo de investigación tiene la intención de realizar un estudio para determinar el costo del tratamiento y la adaptación de la tecnología para tratar mayores cantidades de aguas residuales. Dentro de unos pocos años, la tecnología podría aplicarse en las instalaciones de lavandería.