Empresas dedicas al reciclaje de residuos y tratamiento de agua han permitido la inclusión de familias marroquíes antes desplazadas, gracias a la llegada del agua a sus hogares así como a los programas de asistencia técnica, de educación y sociales.
Marruecos ha apostado por el desarrollo sostenible con el reciclaje de desperdicios sólidos urbanos y el tratamiento de aguas residuales no sólo como fórmula para mantener su ecosistema y la salubridad y potenciar el sistema de economía circular, sino también para permitir que clasificadores de basura y chatarreros tengan ingresos económicos que permitan a sus hijos acceso a la educación, mejora de su autoestima e inclusión social.
Vertedero de Mequínez
El caso más relevante es el del vertedero de Mequínez (norte de Marruecos) que, tras la reorganización y gestión por parte de la multinacional francesa Suez, podrá tratar y reciclar hasta 300.000 toneladas de residuos domésticos al año además de facilitar ingresos a 150 trabajadores, 20 de ellos mujeres.
Gracias a esta iniciativa, los trabajadores han logrado, por medio de la capacitación y formación facilitada por la empresa, formar una cooperativa de autogestión llamada Attadamoun (“solidaridad” en árabe), con la que han regularizado su situación económica tras obtener la condición oficial de “clasificadores de residuos“.
“Los residuos son un problema social, económico y medioambiental”, ha asegurado el director del proyecto de la empresa Suez de rehabilitación del vertedero, Brice Megard.
Reciclaje de materiales en contenedores
Este proyecto social ha sido posible gracias a la “estrecha colaboración” entre autoridades locales, trabajadores y la propia Suez para mantener su actividad y mejorar sus condiciones de vida y de seguridad, con la instalación de naves especiales para clasificar y pesar materiales -plástico, metal, cristal, papel y cartón-, antes de venderlos.
El presidente de la cooperativa ha asegurado que estos trabajadores han “mejorado sustancialmente” su vida ya que, entre otras cosas, “se sienten ya integrados en la sociedad“, aunque aspiran a conseguir más mejoras “poco a poco“, como un seguro médico que actualmente no tienen.
En Casablanca, la filial Lydec, en la que Suez tiene una participación del 51 por ciento, ha desarrollado varios proyectos de responsabilidad social corporativa en asociación con varias ONG locales, ha manifestado su director general Jean-Pascal Darriet, en una reunión con varios medios internacionales.
“La falta de escolarización de niños menores de diez años en Marruecos ronda entre el 40 y 50 %” ha asegurado Darriet, así que “hemos desarrollado un trabajo específico con la asociación Zakoura para lograr que los niños vayan a la escuela en vez de quedarse en sus casas para trabajar”.
Además, “desde hace dos años trabajamos en doce proyectos diferentes para ayudar a las personas con graves problemas de exclusión social” y a cinco estudiantes de la ciudad que tienen graves dificultades económicas y sociales, “les pagamos los estudios y les proporcionamos acompañamiento, asistencia y capacitación para que puedan forjar su futuro“, ha añadido Darriet.
Los “Hamman” y el tratamiento de aguas residuales
Con los dueños de los baños públicos o spa (“hamman” en marroquí) han firmado un convenio para que las aguas residuales de sus negocios puedan ser tratadas en la red de la ciudad y sus vertidos dejen de contaminar.
Lydec además ha desarrollado el proyecto INDH-Inmae (“desarrollo” en árabe) a raíz de la puesta en marcha en 2005 de la Iniciativa Nacional para el Desarrollo Humano, con el que más de 90.000 hogares de asentamientos irregulares de Casablanca tienen acceso al agua y a electricidad al facilitarles soluciones técnicas y financieras.
El director de INDH-Inmae, Abdellatif Abdarazzak, ha dicho que “en un principio fue necesario convencer a la gente para poder iniciar las obras” y, una vez comenzadas, facilitar acompañamiento y soporte a la población.
Una de las beneficiarias del proyecto “Lemkansa Nord”, de Casablanca, ha asegurado que la llegada del agua a sus hogares ha permitido que tanto los niños como las mujeres puedan acceder a la educación al no tener que dedicar su tiempo al transporte de agua.
Fuente: Efeverde