Un informe de Planet Tracker aboga por que los fabricantes usen en sus etiquetas el mismo material que en el envase para facilitar el reciclaje en bucle cerrado y mejorar la oferta de plásticos recuperados.
El think tank financiero Planet Tracker ha publicado recientemente un informe en el que insta a las empresas de consumo a reconsiderar el tipo de etiquetado que utilizan para impulsar las tasas de reciclado. No obstante, reconoce que el reciclado no es una solución a largo plazo para frenar la contaminación mundial por plásticos.
En todo el mundo, las tasas de reciclado tienen que mejorar radicalmente hasta que disminuyan las de producción de plástico. En la actualidad, a nivel global se recicla menos del 9% de los residuos plásticos y, según las últimas investigaciones de Planet Tracker, la atención se centra con demasiada frecuencia en el envase, cuando la elección correcta de la etiqueta podría cambiar las reglas del juego.
Actualmente se producen 141 millones de toneladas de envases de plástico al año. Los líderes mundiales en consumo de envases de plástico, como Coca-Cola, PepsiCo, Nestlé, Unilever, Mars y L’Oréal, utilizaron más de 7,7 millones de toneladas en 2021. La irrupción de normativas sobre un mayor contenido reciclado en los envases ha provocado un rápido incremento de la demanda de material recuperado. Sin embargo, la disponibilidad de plásticos reciclados no es actualmente capaz de satisfacer esta creciente demanda.
Esto está provocando un aumento de los precios del material reciclado. En 2022, el granulado de PET reciclado en Europa se vendía a un precio un 51% superior al de la materia prima virgen (combustible fósil), a 797 euros por tonelada. De hecho, los fabricantes británicos prefieren actualmente pagar el impuesto sobre el plástico a 200 libras (unos 228 euros) por tonelada, ya que es más barato que utilizar contenido reciclado en sus envases.
En su informe, Planet Tracker aboga por que las marcas de consumo adopten un enfoque que garantice que el material de las etiquetas coincida con el material del envase, impulsando así las tasas de reciclaje.
En muchas ocasiones, las etiquetas no se pueden reciclar o son difíciles de retirar del envase. Al adoptar este enfoque, las marcas de consumo podrían establecer un sistema de reciclaje de bucle cerrado que apunte activamente a la sostenibilidad de la cadena de suministro. Un proceso de bucle cerrado es aquel en el que el plástico se recupera y se utiliza para fabricar otro producto de la misma categoría.
Thalia Bofiliou, analista principal de inversiones de Planet Tracker, comenta que «en todos los sectores, las marcas y los minoristas mundiales se han comprometido a incorporar contenido reciclado en sus productos. Para mejorar la oferta actual de productos reciclados, la industria necesita encontrar soluciones para alcanzar estos compromisos públicos. Si estas empresas de consumo añadieran una etiqueta de manga, idealmente del mismo material que la botella, aumentaría la oferta de material reciclado y, por tanto, se reduciría el diferencial de coste respecto a la materia prima basada en combustibles fósiles».