La Confederación Europea de Industrias de Reciclaje insta a las instituciones de la UE a adoptar un marco regulatorio que propicie la neutralidad climática y la circular en el sector de la construcción y demolición.
La Confederación Europea de Industrias de Reciclaje (EuRIC) ha publicado un documento de posición en el que insta a la Unión Europea a desarrollar criterios armonizados de fin de la condición de residuo para los áridos reciclados en el sector de la construcción y demolición (C&D). Esta medida busca superar las barreras económicas y regulatorias que actualmente limitan la adopción de materiales reciclados, promoviendo así una mayor circularidad y reduciendo la huella ambiental del sector.
El sector de la construcción y demolición es uno de los mayores generadores de residuos en Europa, representando casi el 40% del total de residuos y contribuyendo con el 12% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a nivel comunitario. A pesar de que en 2022 se reciclaron 295 millones de toneladas de áridos en Europa, la falta de criterios uniformes de fin de la condición de residuo dificulta su aceptación en el mercado. Actualmente, solo unos pocos Estados miembros han desarrollado sus propios criterios, lo que genera fragmentación y desincentiva el uso de materiales reciclados.
EuRIC subraya que la implementación de criterios armonizados a nivel europeo no solo facilitaría el comercio transfronterizo de áridos reciclados, sino que también reduciría las cargas administrativas y promovería una mayor eficiencia en los procesos de reciclaje. Además, se estima que una estrategia de eficiencia de materiales que incorpore áridos reciclados podría reducir las emisiones de GEI en el ciclo de vida de los materiales de construcción residenciales entre un 80% y un 100% para 2050.
Neutralidad tecnológica y estándares prácticos
Uno de los puntos clave del documento es la defensa de un enfoque tecnológicamente neutro en los requisitos de las materias primas. EuRIC advierte que limitar los áridos reciclados exclusivamente a aquellos obtenidos mediante demolición selectiva —un proceso más costoso y lento— encarecería los costes de procesamiento y crearía desequilibrios en el mercado. En su lugar, la organización aboga por permitir el uso de tecnologías avanzadas, como separadores de densidad, imanes y corrientes de Foucault, que pueden purificar materiales mixtos con resultados comparables a los de la demolición selectiva.
Además, EuRIC respalda la propuesta del Centro Común de Investigación (JRC) de establecer un sistema de clasificación basado en el riesgo para los áridos reciclados, que defina valores límite según el tipo de material y su uso previsto. Este enfoque permitiría una mayor flexibilidad y adaptabilidad, en línea con las normas técnicas existentes, como las del CEN/TC 154.
El papel del relleno en la jerarquía de residuos
EuRIC también propone incluir el relleno como un uso posible para los áridos reciclados que hayan alcanzado la condición de fin de residuo. En países como España e Italia, el relleno —utilizado en operaciones de restauración paisajística— representa una aplicación significativa de estos materiales. Sin embargo, la organización insiste en que esta práctica no debe socavar oportunidades de reutilización y reciclaje de mayor valor, y solo debería considerarse cuando no existan alternativas más sostenibles.
Para impulsar la demanda de áridos reciclados, EuRIC aboga también por la implementación de medidas ambiciosas de compra pública verde (CPV) a nivel europeo. Dado que los proyectos públicos representan una parte importante del sector de la construcción, su compromiso con la incorporación de materiales reciclados podría ser un catalizador clave para la innovación y la circularidad en el sector.
Así, en un momento en que la UE busca alcanzar sus objetivos de neutralidad climática y economía circular, EuRIC insta a las instituciones europeas a adoptar un marco regulatorio que fomente el uso de áridos reciclados en la construcción. La implementación de criterios armonizados de fin de la condición de residuo, junto con un enfoque tecnológicamente neutro y medidas de compra pública verde, no solo reduciría las emisiones de carbono, sino que también impulsaría la innovación y la competitividad del sector.