EuRIC asegura que las nuevas normas del Convenio de Basilea que podrían incorporarse al marco de la OCDE impondrían onerosos requisitos adicionales que corren el riesgo de hacer descarrilar el reciclaje de residuos electrónicos.
En su último documento de posición, los recicladores europeos, a través de la Confederación Europea de Industrias del Reciclaje, EuRIC, han mostrado su apoyo a la objeción planteada por Japón a las nuevas normas internacionales que someten los envíos de residuos electrónicos no peligrosos a nuevos requisitos administrativos.
En la actualidad, se generan en todo el mundo unos 53,6 millones de toneladas de residuos electrónicos al año, y se prevé que esta cifra aumente hasta los 110 millones de toneladas en 2050. La basura electrónica es un flujo de residuos intrínsecamente complejo y la recogida y el reciclaje adecuados desempeñan un papel decisivo en la prevención de la contaminación derivada de un tratamiento inadecuado. Esto maximiza los beneficios medioambientales en términos de ahorro de recursos, CO2 y energía. En este sentido, EuRIC considera que los traslados eficientes de residuos electrónicos también son vitales para mantener el ritmo de recuperación de estos en las cadenas de valor circulares.
Los recicladores de residuos electrónicos en Europa están bien equipados para abordar este reto social con instalaciones de última generación que se adhieren a las normas ambientales más estrictas. Por lo tanto, ya existe una economía circular que funciona para los residuos electrónicos y que aborda los problemas medioambientales y de salud humana. Sin embargo, las nuevas normas del Convenio de Basilea que podrían incorporarse al marco de la OCDE impondrían requisitos adicionales que para EuRIC resultan «onerosos» y «corren el riesgo de hacer descarrilar el reciclaje de residuos electrónicos».
«No es necesario reinventar la rueda -afirma Olivier François, presidente de EuRIC-. Los recicladores de Europa ya están marcando la pauta a nivel internacional por su compromiso con las normas más estrictas en materia de medio ambiente y salud humana en un mercado que ya funciona correctamente. La aplicación de las nuevas normas de Basilea correría el riesgo de inhibir, en lugar de facilitar, el reciclaje de residuos electrónicos. En su lugar, la intervención reguladora debería centrarse en reducir los envíos ilegales«.
Por ello, los recicladores europeos apoyan la propuesta de Japón de mantener las normas GC010 y GC020 en el Apéndice 3 Parte II de la Decisión de la OCDE y no someter los movimientos de residuos electrónicos no peligrosos dentro de la OCDE a los procedimientos administrativos a los que obliga el consentimiento informado previo.