Con una vida útil habitualmente corta y precios muy asequibles, pequeños aparatos electrónicos como auriculares, miniventiladores, vapeadores de un solo uso o luces decorativas suelen considerarse productos desechables, y sus residuos se empiezan a acumular en los vertederos, perdiendo para siempre los valiosos materiales que contienen.
Una nueva investigación realizada en Reino Unido muestra que el consumo de «Fast-Tech» -o tecnología de consumo rápido-, que se refiere a pequeños dispositivos electrónicos de uso cotidiano como auriculares, cables, luces decorativas, ventiladores pequeños e incluso cigarrillos electrónicos desechables, se está convirtiendo en un problema que superará a la moda rápida en cuanto a la cantidad de residuos de estos productos enviados a vertederos.
Estos artículos a menudo tienen una vida útil corta y un costo promedio de unos 4,5 euros. Esto significa que pueden considerarse «desechables» -el 47% de los consumidores no espera que los dispositivos eléctricos más baratos duren mucho-, incluso cuando no están diseñados para serlo. Este problema emergente es solo la punta del iceberg de un desafío más grande de los residuos eléctricos -y no solo en el Reino Unido-, como es el de los materiales valiosos contenidos en estos elementos -como el oro, el aluminio y el litio- que se pierden para siempre cuando se desechan.
Un estudio en profundidad realizado por Material Focus como parte de una campaña para conmemorar el Día Internacional de los Residuos de Aparatos Electrónicos, celebrado el pasado sábado 14 de octubre, revela que solo en el último año se compraron más de 500 millones de artículos de Fast-Tech en el Reino Unido, es decir, un aparato cada dieciséis segundos. Y la gran parte de estos productos (471 millones) terminan en vertederos cada año, incluyendo 260 millones de cigarrillos electrónicos desechables, 26 millones de cables (suficientes para dar la vuelta a la Tierra cinco veces), 29 millones de luces LED, solares y decorativas, 9,8 millones de memorias USB o 4,8 millones de miniventiladores, entre otros.
Cada año, el adulto promedio del Reino Unido compra nueve artículos de Fast-Tech y tira ocho (el 90% se desecha). Estos productos se consumen por una amplia gama de razones, desde reemplazar un artículo estropeado (el 39%) hasta comprarlos solo por diversión (8%). No es sorprendente, por lo tanto, que algunos de los artículos de Fast-Tech más propensos a ser desechados incluyan minialtavoces, aspiradoras de mano o podómetros.
El gasto anual en Fast-Tech en Reino Unido superará los 2.800 millones de libras por primera vez en 2023 (más de 3.200 millones de euros), por lo que Material Focus insiste en que cualquier cosa con un enchufe, batería o cable se puede reciclar.
Para resaltar la gran cantidad de materiales valiosos que se encuentran en el interior de los artículos eléctricos que se tiran, la organización sin fines de lucro trabajó con la compañía de tecnología visual Lumafield en una serie de imágenes y clips de video que muestran la sorprendente cantidad de materiales preciosos contenidos en los dispositivos eléctricos pequeños, desde cobre hasta litio y acero inoxidable.
Scott Butler, director ejecutivo de Material Focus, asegura que «el Fast-Tech está compitiendo seriamente con la moda rápida y está causando problemas similares. Las personas deberían pensar cuidadosamente antes de comprar algunos de los artículos Fast-Tech más frívolos. Pero como los artículos Fast-Tech son bastante baratos y pequeños, es posible que no se den cuenta de que contienen materiales valiosos y simplemente los tiren a la basura, lo que significa que perdemos todo lo que hay dentro de ellos en lugar de reciclarlos en algo nuevo. Queremos transmitir el mensaje de que cualquier cosa con un enchufe, batería o cable se puede reciclar y hay un lugar cerca para hacerlo. La escala del problema es enorme, pero hay una solución sencilla; al igual que ha crecido la tendencia de reciclar y reutilizar la moda, queremos fomentar que la nación recicle Fast-Tech sin culpa y sin complicaciones».
Si bien nos estamos acostumbrando a la idea de reciclar nuestros aparatos eléctricos y electrónicos grandes como lavadoras, refrigeradores y televisores, cada vez son más los pequeños aparatos sin usar acumulados en armarios, cajones, desvanes o garajes. Los cables, teléfonos móviles y auriculares son los más habituales.
Los materiales valiosos contenidos en cualquier artículo eléctrico pueden tener fácilmente una segunda vida a través de la reutilización o ser reciclados en nuevos artículos con una sorprendente variedad de usos, como aerogeneradores, dispositivos médicos, o juguetes o vehículos eléctricos. Con las limpiezas previas a la Navidad en el horizonte, este puede ser el momento perfecto para deshacernos correctamente de los aparatos eléctricos que se acumulan en nuestros hogares.