El complejo ambiental gallego abrió recientemente una línea dedicada exclusivamente a la gestión de residuos sanitarios, que se incineran para garantizar la destrucción de cualquier patógeno o agente nocivo.
Tras un análisis de la evolución de los residuos que llegaron al Complejo Medioambiental de Sogama en Cerceda (A Coruña) durante los meses de marzo y abril de 2020, y tomando como referencia el mismo período de 2019, la generación de la fracción resto (bolsa negra) en los hogares gallegos se vio incrementada en un 2,51%, (subiendo de las 124.835,77 toneladas a las 127.970,03 toneladas), y ello a pesar de que los servicios de hostelería y un buen número de comercios -cuyos residuos municipales gestiona también la empresa pública- se vieron obligados a echar el cierre el pasado 14 de marzo con motivo del decreto del estado de alarma.
La mayor producción de residuos se hizo especialmente evidente durante la segunda semana de confinamiento debido, con toda probabilidad, a la profunda limpieza que las familias hicieron en sus casas, liberándose de trastos viejos, textiles y otros objetos fuera de uso.
A partir de entonces, y aunque con picos, las toneladas de basura recepcionadas en Sogama comenzaron a bajar ligeramente.
Por su parte, la bolsa amarilla (envases ligeros) subió de las 4.219,83 toneladas recogidas durante los meses de marzo y abril de 2019, a las 5.288,86 toneladas en 2020, cifra que se traduce en un incremento del 25,33%. Esto significa que los ciudadanos de los 295 ayuntamientos adscritos a Sogama no solo mantienen su compromiso con el reciclaje, sino que su colaboración se ha visto incluso acrecentada durante la cuarentena.
Tomando en consideración los materiales que llegan al complejo cercedense, se ha podido deducir un mayor consumo de alimentos envasados: plástico, briks y latas (de conservas y refrescos), a lo que se suma también una mayor adquisición de productos de limpieza y desinfectantes.
Desde Sogama se recuerda la necesidad de llevar a cabo un consumo responsable y solidario, y se recomienda revisar la nevera y la despensa a fin de dar salida a los productos más antiguos, planificar las compras con una lista en la mano, tener en cuenta las particularidades de los productos perecederos (fecha de caducidad y fecha de consumo preferente) para evitar que acaben en el cubo de la basura, ajustar las raciones al número de comensales y aprovechar las sobras para la elaboración de nuevos menús.
Resulta también conveniente el consumo de productos con menos envase y embalaje, así como las compras locales y de proximidad, con grandes ventajas a nivel ambiental, social y económico.
VALORIZACIÓN ENERGÉTICA DE RESIDUOS SANITARIOS
Una de las múltiples consecuencias de la pandemia del coronavirus ha sido el notable incremento de la producción de residuos sanitarios. Dado que la capacidad de las instalaciones que en Galicia venían gestionando estos desechos resultaba insuficiente para procesarlos en su integridad, el SERGAS (Servicio Gallego de Salud), a través de la Consellería de Medio Ambiente, recurrió a Sogama.
En un tiempo récord, esta empresa pública redactó el proyecto de adaptación técnica y habilitó una instalación en la que los residuos sanitarios de bajo riesgo (clase II y algunos de clase III, fundamentalmente guantes, buzos, mascarillas y asimilables) son triturados y acondicionados para valorizarlos energéticamente; un proceso que tiene lugar a temperaturas superiores a 850ºC, garantizando así la destrucción de patógenos y otros agentes nocivos, y que se lleva a cabo con todos los requisitos ambientales, pues Sogama dispone de potentes y vanguardistas sistemas de depuración de gases.
Desde el pasado 21 de abril, coincidiendo con la visita que la conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, realizó a esta instalación de residuos sanitarios para conocer in situ, y de primera mano, su funcionamiento, Sogama ha tratado más de 50 toneladas de desechos de estas características.
Esta labor se desarrolla de forma independiente a la línea de gestión de residuos urbanos, habiéndose contratado en su momento personal externo, que cuenta con sus propios vestuarios y que no comparte zonas comunes con los trabajadores del resto del complejo.