La compañía Gelatex Technologies, de Estonia, se alzó con el premio de 25.000 euros en este galardón europeo dedicado a la economía circular que organiza anualmente Landbell Group.
La compañía estonia Gelatex Technologies ha sido la ganadora de la edición 2019 del Green Alley Award que organiza cada año Landbell Group, matriz de ERP, para premiar a aquellas startup europeas que destacan por sus conceptos innovadores en negocios enfocados al reciclaje y la prevención de residuos, y que cuenta con una dotación en metálico de 25.000 euros.
Gelatex ha convencido al jurado con su producto, una alternativa al cuero convencional, desarrollada a partir de gelatina, gracias a un proceso altamente innovador. Fabricado a partir de residuos de gelatina de bajo valor generados por las industrias cárnica y de curtidos, este textil se produce sin el uso de toxinas, además de ser orgánico y biodegradable. La capacidad de personalizar el grosor y la textura hace además que Gelatex sea atractivo tanto para la industria textil como para la automotriz.
Según Jan Patrick Schulz, CEO de Landbell Group, “a pesar de que llevamos organizando el Green Alley Award desde 2014, en cada edición seguimos descubriendo ideas inusuales generadas desde las startup del ámbito de la economía circular. Un año más, hemos podido ver buenos conceptos que nos han servido como fuente de inspiración».
Respecto a la empresa ganadora, PSchulz afirmó que «hacer un nuevo producto a partir de un producto de desecho encaja completamente con la filosofía que rige la economía circular y, por lo tanto, es una idea merecedora del premio». Además, «Gelatex Technologies no solo ha desarrollado una idea, sino algo con un gran potencial de mercado», añadió.
Märt-Erik Martens, CTO de Gelatex Technologies, explicó también el valor añadido de este producto para la economía circular. «Con Gelatex queremos ofrecer una alternativa al cuero que sea más ecológica y más asequible. El Premio Green Alley respalda nuestro enfoque ecológico, ya que la sostenibilidad juega un papel clave en la economía circular y estamos encantados de haber podido convencer al jurado con nuestra idea».
Bioplásticos, ecoenvases y tecnologías digitales para una economía circular
El resto de finalistas de la edición de este año fueron la española VEnvirotech, la compañía danesa Cellugy, las alemanas Flustix y RMF Tech, y la francesa LivingPackets, con soluciones relacionadas con la prevención y reutilización de residuos, el empaquetado ecológico y las tecnologías digitales enfocadas a promover la economía circular.
La finalista española VEnvirotech presentaba al concurso una tecnología que permite crear bioplásticos de polihidroxialcanoatos (PHAs) utilizando bacterias. Dichas bacterias se alimentan con desechos orgánicos procedentes de la industria agroalimentaria, lo que hace que su bioplástico sea un producto 100% biológico. Además, todo el proceso tiene lugar en un contenedor que se puede alojar en las propias instalaciones de los clientes, lo que reduce las emisiones de transporte. El bioplástico resultante puede utilizarse en embalajes, biomedicina, adhesivos o incluso impresión 3D.
La danesa Cellurgy presentó su EcoFLEXY, una alternativa 100% biológica a los envases de plástico convencional, elaborada a partir de residuos agrícolas. Por su parte, la alemana Flustix explicó cómo ha desarrollado una serie de marcas de confianza de diferentes colores que indican si los productos y / o envases están libres de plásticos y microplásticos o si están hechos a partir de material reciclado.
RMF Tech expuso su tecnología que permite la extracción de indio de los residuos, un metal muy escaso utilizado por la industria tecnológica en el proceso de producción de pantallas y led, y por la energética en la fabricación de células fotovoltaicas. Finalmente, LivingPackets llegó a la final con su “The Box”, una solución de embalaje sostenible para entregas on-line que se presenta como alternativa a las cajas de cartón convencionales y que se puede reutilizar hasta 1.000 veces.
En esta sexta edición del Green Alley Award, la primera que contó con un finalista español, se presentaron a concurso un total de 274 compañías, 28 de las cuales eran españolas, lo que permitió a nuestro país multiplicar por seis el número de candidaturas presentadas respecto a las de 2018 y convertirse en el tercero de Europa con más candidatos, por detrás únicamente de Alemania y Reino Unido.