Los gases residuales de la industria, considerados durante mucho tiempo como uno de los principales responsables del cambio climático, pronto podrían capturarse y reutilizarse en productos domésticos cotidianos como champú, detergente e incluso combustible.

Proponen aprovechar gases residuales industriales para producir bienes de consumo

Un nuevo estudio dirigido por el profesor Jhuma Sadhukhan, de la Universidad de Surrey, en Reino Unido, ha demostrado con éxito las ventajas medioambientales de convertir las emisiones de CO2 en ingredientes químicos clave.

En el marco de la iniciativa Flue2Chem, los investigadores evaluaron por primera vez el ciclo de vida completo de la conversión de gases residuales de acerías y papeleras en componentes químicos (tensioactivos) para bienes de consumo esenciales.

El estudio, publicado en la revista Journal of CO2 Utilization, concluye que este método reduce el potencial de calentamiento global (PCG) en un 82% en el caso de las emisiones de las papeleras y casi la mitad en el de las acerías, en comparación con la producción de tensioactivos a partir de combustibles fósiles, lo que supone una vía prometedora para avanzar en los objetivos de reducción de emisiones.

En palabras del profesor Jin Xuan, decano asociado de Investigación e Innovación de Surrey y coautor del estudio, «durante décadas, los combustibles fósiles han sido la espina dorsal de la industria manufacturera, no sólo como fuente de energía, sino como componente clave de los productos que la gente utiliza a diario. Sin embargo, esta dependencia ha tenido un alto coste medioambiental. Nuestros hallazgos demuestran que el CO2 residual puede ser parte de la solución y no del problema. No se trata sólo de reducir las emisiones, sino de crear una economía circular del carbono en la que los residuos se conviertan en los componentes básicos de productos y combustibles esenciales».

Recientes evaluaciones del ciclo de vida demuestran que los productos basados en el CO2 ofrecen importantes beneficios medioambientales.

Sin embargo, un análisis tecnoeconómico pone de relieve retos clave, como los elevados costes y el limitado suministro de hidrógeno, ambos fundamentales para convertir el CO2 en tensioactivos.

Por otra parte, dado el alto consumo energético del proceso, el estudio subraya la necesidad de invertir más en infraestructuras de energías renovables.

Además, otro estudio dirigido por la Universidad de Surrey, y publicado en Digital Chemical Engineering, también analizó la viabilidad económica de los distintos métodos de producción y descubrió que la ruta de captura de CO2 sigue siendo más cara, a 8 $/kg frente a los 3,75 $/kg de las fuentes fósiles.

Sin embargo, existe la esperanza de que los avances tecnológicos y la creciente demanda de productos sostenibles ayuden a salvar la brecha, haciendo que los tensioactivos derivados del CO2 sean una alternativa rentable en el futuro.

Los resultados de estos estudios pueden desempeñar un papel crucial en la configuración del futuro de la fabricación de productos químicos sostenibles. Las conclusiones se utilizarán para orientar a los socios industriales, proporcionando recomendaciones clave a los responsables políticos sobre cómo acelerar la transición hacia una economía circular del carbono.

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