El Ayuntamiento asegura que esta tendencia en la recogida de residuos urbanos refleja la recuperación de la actividad social y económica en la ciudad.
La generación de residuos urbanos ha crecido un 10% en la ciudad de Valencia durante la desescalada de las medidas de confinamiento por el COVID-19. Según los datos del Ayuntamiento, se ha pasado de una media semanal de 4.600 toneladas de residuos generados al principio del confinamiento -del 15 de marzo al 3 de mayo-, a recoger 5.200 toneladas a la semana durante la Fase 1 de la desescalada.
Sin embargo, sigue siendo una cantidad mucho más baja respecto a las semanas previas al Estado de Alarma decretado por la pandemia, cuando se producía una media de 6.500 toneladas de residuos.»Las diferentes fases del confinamiento han tenido efectos en la recogida de residuos», explicó el vicealcalde y concejal de Ecología Urbana, Sergi Campillo.
De hecho, la producción de residuos en la ciudad de Valencia se redujo un 30 por ciento durante el confinamiento más estricto comparado con una semana normal previa a esta crisis. Aunque después, con el avance de la desescalada ha vuelto a aumentar progresivamente.
Tal y como señaló Campillo, en la Fase 0, cuando ya se permitía salir a la calle y la apertura de ciertos comercios, subió a 5.000 toneladas la cantidad de residuos recogidos a la semana por los servicios municipales. En la Fase 1 se volvió a incrementar a 5.200 toneladas. Se trata de una recuperación de más de 10 puntos respecto al principio del Estado de Alarma. Esto es porque, como destacó el vicealcalde, los residuos están directamente relacionados con la actividad económica.
Donde más se ha notado esta recuperación ha sido en la recogida de envases, seguida del papel-cartón y la orgánica. También destaca la reactivación del servicio de recogida de residuos puerta a puerta que se volvió a poner en marcha por completo con el sector de la restauración durante la Fase 1.
Para Sergi Campillo, «esta tendencia en la recogida de residuos urbanos es una muestra también de la recuperación de la vida social y económica de la ciudad». No obstante, Campillo apostó por romper esta asociación entre producción de residuos y actividad económica con el fin de avanzar en un desarrollo sostenible de la ciudad y del planeta. «Necesitamos cambiar nuestro modelo de desarrollo económico para hacerlo mucho más sostenible y eficiente, donde los períodos de crecimiento económico no supongan necesariamente mayor generación de residuos», concluyó.