El objetivo del proyecto es mejorar la eficiencia energética de los procesos industriales de alta demanda energética, como la fabricación de acero, envases de vidrio o cemento.
La industria del acero es una de las grandes recicladoras que existen hoy en día, puesto que trabaja con un material que se puede reciclar una y otra vez, de forma indefinida, sin perder un ápice de sus propiedades. Es por ello que en las factorías se utiliza de forma masiva el acero recuperado como materia prima para fabricar nuevos productos. Sin embargo, existe otra clase de residuo que una industria como la del acero puede aprovechar, logrando una mayor eficiencia y sostenibilidad en sus procesos: la energía.
El centro de excelencia de I+D de Gerdau está inmerso en un nuevo proyecto europeo para el aprovechamiento de energías residuales. La empresa, líder mundial en la producción de acero, ha querido participar en esta investigación para ver cómo y de qué forma se puede conseguir utilizar energías residuales en grandes sistemas industriales, tomando en consideración todo el ciclo energético.
Así, se persigue mejorar la eficiencia energética de los procesos industriales de alta demanda energética, como es el caso de Gerdau, mediante el diseño de soluciones innovadoras que se apoyan en la técnica ORC (Sistemas de cogeneración basados en ciclos Rankine con empleo de fluido orgánico) para la generación de energía eléctrica, partiendo de las energías residuales de dichos procesos productivos.
Se trata de un proyecto coordinado por Tecnalia, denominado Tasio, que se enmarca en programa Horizon 2020 y que tendrá una duración de cuatro años. Cabe destacar que dentro de su categoría se han presentado un total de ocho propuestas pero solamente este proyecto ha sido aprobado, lo que pone de relieve su trascendencia e interés.
Además de Gerdau y Tecnalia, otras empresas y centros tecnológicos de referencia en Europa colaboran en el desarrollo de este proyecto de I+D+i, como Vidrala, fabricante de envases de vidrio; la cementera Holcim; El centro italiano de innovación CSM; las consultorías de ingeniería D’Appolonia (Italia) y Geonardo (Hungría), y la empresa italiana Turboden, especializada en producción de energía eléctrica a partir de fuentes de energía residual de baja temperatura.