El control y la evaluación de los niveles de ruido, sobre todo en los entornos urbanos, es una variable de vital importancia para gestionar adecuadamente la salud de la ciudadanía.
El control y evaluación de la calidad del medio ambiente urbano se ha convertido en una cuestión política de relevancia para la planificación de ciudades más habitables y sostenibles y un ámbito clave en la gestión de la salud de la ciudadanía. En este sentido la gestión del ruido en las ciudades está cobrando especial relevancia en la definición de las políticas públicas.
La OMS considera la contaminación acústica uno de los factores ambientales que induce más problemas de salud y, según AEMA (Agencia Europea de Medio Ambiente), contribuye a provocar unas 12.000 muertes prematuras al año en Europa. En la actualidad cerca del 20% de la población europea está expuesta a ruido que perjudica su salud a largo plazo y las previsiones de la OMS alertan de que para 2050 una de cada cuatro personas presentará problemas auditivos.
En España el 28% de la población está expuesta a niveles de ruido por encima de los 65 decibelios, el máximo recomendado por la OMS, según un estudio realizado por el Instituto de Salud Carlos III.
Para recordarnos la relevancia de la contaminación sonora, desde 1996 el último miércoles de abril se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, una manera de concienciar tanto a las instituciones como a los ciudadanos de los peligros que genera la exposición al ruido a largo plazo. Se trata de una problemática muy compleja en la que intervienen diversas causas como el tráfico automovilístico y aéreo, las obras públicas, la restauración y el ocio nocturno o la actividad industrial. Además, cada ciudad, municipio y país cuentan con una legislación diferente, por lo que se hace difícil abordar este problema de una manera integral.
Efectos sobre la salud humana y ambiental
Según la OMS, la exposición a más de 70 decibelios durante un periodo de tiempo prolongado puede producir daños graves e irreversibles en el oído. El ruido excesivo puede provocar también efectos psicopatológicos, como agitación respiratoria, aceleración del pulso, aumento de la presión arterial o dolor de cabeza. Por otro lado, tiene consecuencias psicológicas, como estrés, fatiga, depresión, ansiedad o histeria. Además, puede incidir en el sueño y la conducta, causando problemas para conciliar el sueño o dormir correctamente, y afectar a nuestra capacidad de concentración o provocar irritabilidad.
Pero el ruido no es tan solo una amenaza para la salud humana, ya que también afecta negativamente al medio ambiente. Los expertos explican que los altos niveles de contaminación acústica provocan respuestas en las especies animales, reduciendo su capacidad de reproducción, aumentando su mortalidad y la emigración a otros hábitats. De hecho, según datos oficiales, al menos el 19% de las áreas de Red Natura 2000 en Europa se ubican en lugares con niveles de ruido por encima de los umbrales recomendados.
Aclima y la contaminación acústica
El ruido es un problema de gran magnitud y la UE contempla en su Pacto Verde reducir en un 30% para 2030 el número de personas afectadas crónicamente por el ruido del transporte. El número de personas “muy molestas” y “muy perturbadas por el sueño” debe reducirse en 5,4 millones y 1,5 millones, respectivamente, para cumplir estos objetivos.
En este sentido, Aclima impulsa dos relevantes iniciativas: NOISETECH (Plataforma inteligente para incorporar las variables subjetivas en la evaluación y concienciación del ruido) y el Proyecto HAND-AI (Health Air Noise Data – Artificial Intelligence Platform). Se trata de dos proyectos en los que la innovación tecnológica se alía con la gestión y planificación urbana, para posibilitar reducir la principal fuente de ruido, el tráfico rodado y las infraestructuras de transporte público.
HAND-AI consiste en el desarrollo de un sistema IoT inteligente que identifica y clasifica los diferentes focos de ruido, y aplica técnicas de aprendizaje automático (machine learning) para lograr un monitorizado inteligente al descifrar patrones complejos en los datos recopilados, diferenciando los focos.
Por su parte, NOISETECH incorpora la evaluación subjetiva del ruido respecto a las potenciales actuaciones orientadas a limitar el impacto del ruido en las ciudades.
Las herramientas propuestas contribuyen a la medición efectiva de actuaciones urbanas (como Zonas de Bajas Emisiones, pavimentos de última generación, peatonalización, modificaciones de tráfico, etc.) para permitir una evaluación previa a partir de la modelización y posterior tratamiento de datos (HAND-AI), con un análisis que integra más variables además de los parámetros físicos en puntos concretos de la trama urbana, incluyendo la percepción ciudadana (NOISETECH). De esta forma, las herramientas aportan información de valor añadido para la toma de decisiones que permite optimizar la inversión pública en actuaciones de planificación urbana orientadas a mejorar la exposición de los ciudadanos al ruido.