La propuesta incluye la construcción de nuevas plantas de compostaje para los residuos orgánicos y una de tratamiento mecánico-biológico para la fracción resto.
El diputado de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de Gipuzkoa, Iñaki Errazkin, presentó ayer la propuesta de infraestructuras de la Diputación para una gestión sostenible de los residuos. Este plan se enmarca en el nuevo escenario de residuos abierto en Gipuzkoa tras la suspensión definitiva, el pasado mes de noviembre, del proyecto para la construcción de una incineradora en Zubieta. La propuesta prevé el cierre de los tres vertederos existentes en la actualidad en el territorio.
Errazkin hizo un llamamiento a desterrar para siempre la imagen de los vertederos y avanzar hacia la sociedad del reciclaje, apelando a la responsabilidad y a la búsqueda de acuerdos en torno a la propuesta foral. En la presentación, para la que se eligió como escenario simbólico el vertedero de Zarautz, también intervinieron la presidenta del Consorcio de Residuos de Gipuzkoa (GHK), Ainhoa Intxaurrandieta; la presidenta de la Mancomunidad de Urola Kosta, Amaia Guruzeta, y el alcalde de Zarautz, Juan Luis Illarramendi.
La propuesta pasa por aumentar la recogida selectiva hasta el 60% para 2016, lo que equivaldría a 195.000 toneladas de residuos recuperados para su reciclaje y compostaje, quedando una fracción resto (basura en masa) de 130.000 toneladas.
Materia orgánica
Para el tratamiento de la fracción orgánica se prevé la construcción de dos nuevas plantas de compostaje, que se sumarán a la que actualmente se encuentra en funcionamiento en Lapatx (Azpeitia). Estas nuevas infraestructuras se ubicarán en Epele (Bergara) y Zubieta. La primera, con una capacidad de 10.000 toneladas anuales, está en fase de construcción y se espera que empiece su actividad a finales de este mismo año. La planta de compostaje de Zubieta tendrá una capacidad de tratamiento de entre 20.000 y 30.000 toneladas de residuos orgánicos al año, y entrará en funcionamiento a finales de 2015.
Entre estas tres instalaciones se espera que puedan tratar toda la materia orgánica recogida de forma separada. En 2013 se recuperaron en Gipuzkoa 12.000 toneladas de residuos orgánicos, pero en los próximos años esta cifra se incrementará notablemente gracias a la progresiva implantación de la recogida selectiva en todo el territorio, a través de sistemas como el puerta a puerta o el quinto contenedor.
El resto de residuos recogidos selectivamente –envases ligeros, vidrio y papel– se destinarán a las plantas ya existentes para tratar estos materiales.
Tratamiento mecánico-biológico
En cuanto a fracción resto, se destinará a una planta de tratamiento mecánico-biológico (TMB) ubicada en Zubieta. Esta instalación tendrá capacidad para tratar hasta 170.000 toneladas anuales y entrará en funcionamiento a finales de 2015.
Mediante el proceso TMB se recuperará parte de los residuos para su reciclaje o compostaje. Se calcula que la fracción restante no recuperable alcanzará las 65.000 toneladas. Estos residuos serán inertizados y se llevarán a un depósito, cuya localización no ha sido concretada aún, aunque se prevé que pueda entrar en funcionamiento también a finales de 2015.
Gracias a estas nuevas infraestructuras, la Diputación asegura que se podrán cerrar definitivamente los actuales vertederos de Urteta, Lapatx y Sasieta. El primero de ellos será clausurado a finales de este año, y los otros dos, a lo largo de 2015.
El coste total de las nuevas instalaciones recogidas en el proyecto es de 131 millones de euros. Se prevé, además, la creación de casi un centenar de puestos de trabajo directos.
Interesante opcion. Pero por qué no apostar por la biometanizacion?
En primer lugar, cero que lo que hay que hacer es adaptar el titular del comunicado a la realidad de su contenido. No se van a «eliminar» los vertederos en dos años, ni en diez. Simplemente (y no sería poca cosa), se va a reducir su número, en tanto ello sea posible y se aumentará la vida útil de los que estén disponibles, optimizando de este modo un recurso: el propio volumen disponible en depósitos controlados adecuadamente implementados.
A partir de aquí, sigamos pues planteando soluciones. Nada más recordar que la recogida selectiva no finaliza el proceso, es necesario que lo recogido selectívamente, sea además reciclable, recuperable o valorizable, con ello me refiero a que no se quede en la planta sin destino conocido. Por tanto, las instalaciones de selección, clasificación y compostaje o metanización, sea cual sea el proceso industrial en el que se basen, no agotan el procedimiento, por usar la fraseología legal, si no que son un paso intermedio necesario en la «reinserción», del residuo en la sociedad. Un material reciclado inútil, no es más que el residuo de un proceso de reciclado económicamente inviable. En este sentido considero un error grave no tener de ninguna manera ni en ningún grado en consideración, la valorización energética de parte de los residuos mediante incineración o sus variantes. (la biometanización sería por ejemplo un medio de valorizar energéticamente, desde luego no exento de producir residuos, líquidos en muchos casos, de muy difícil tratamiento posterior).