Tras el derrumbe del vertedero de Zaldibar, el consejero de Medio Ambiente, Iñaki Arriola, ve necesario replantearse el modelo de gestión de residuos para que el vertido «no resulte tan cómodo y barato».
El consejero de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda del Gobierno Vasco, Iñaki Arriola, reivindicó ayer durante la apertura del Basque Ecodesign Meeting (BEM 2020), que se celebra estos días en el Palacio de Congresos Euskalduna de Bilbao, que Euskadi tiene que “replantear a fondo el modelo de gestión de residuos” para que “no resulte tan cómodo y tan barato optar por el vertido como hasta ahora”, y apostó por medidas como la creación de una “tasa ecológica de vertido, una tasa o canon consistente y disuasorio”.
Ante alrededor de 700 personas asistentes al BEM 2020, muchos de ellos del sector empresarial e industrial, Arriola resaltó que “el desastre humano y ambiental que se ha producido en el vertedero de Zaldibar, cuyas causas y responsabilidades habrá que determinar en su momento, nos tiene que llevar a una profunda reflexión sobre el modelo de economía circular que necesitamos construir en Euskadi”.
En Euskadi se generan cada año 6,3 millones de toneladas de residuos, el 60% de origen industrial y el 21% de construcción y demolición
El consejero señalço que contar con una economía industrial implica elevadas cantidades de residuos: 6,3 millones de toneladas anuales en Euskadi, el 60% de origen industrial, el 21% residuos de construcción y demolición y le 19% residuos urbanos. Del total, según datos del Gobierno vasco, el 58% se recicla, el 6% se traslada a instalaciones de valorización energética y el 37% se deposita en vertederos. Desde 2010 el reciclaje ha aumentado un 6%, una cantidad que “no es suficiente”, según ha advertido el consejero de Medio Ambiente.
Por esa razón, defendió que es “necesario introducir cuanto antes sea factible” una tasa ecológica de vertido que sea “disuasoria y que desanime de utilizar el recurso fácil de la eliminación de los residuos cuando hay otras alternativas”, que sea finalista y que “ayude a potenciar las soluciones tecnológicas y la valorización de residuos”. Las instituciones deben utilizar, explicó, las “herramientas legislativas y fiscales para que el vertido deje de contemplarse como la primera opción a la hora de gestionar los residuos”.
Entre las medidas para reformular el modelo, el consejero apostó por “desarrollar un mercado secundario de materiales” para que la valorización de residuos sea rentable. Y también se inclina por iniciativas de aprovechamiento que, “aunque supongan un mayor coste económico, redunden en un menor impacto ambiental”.
Arriola pidió a las empresas integrar de forma “clara y transparente” la gestión de los desechos “como lo que es: un coste de producción”. En este sentido, insistió en que “no es aceptable ni sostenible” la tendencia actual y señaló que, aunque los vertederos no desaparezcan, tienen que ser “la última salida una vez agotadas las posibilidades” de reciclaje, valorización o reincorporación en el sistema productivo.
El Pacto Verde y la Estrategia vasca de Economía circular
Arriola realizó estas reflexiones en Bilbao durante el Basque Ecodesign Meeting, uno de los principales encuentros de ecodiseño de Europa. “Esta nueva edición del BEM se celebra en un contexto en el que la Unión Europea nos plantea una nueva política medioambiental plasmada en el denominado Pacto Verde, para impulsar el cambio hacia un sistema energético y económico mediante una transición justa y socialmente equitativa”, contextualizó Arriola, para insistir en que el BEM 2020 debe “analizar las oportunidades que presenta la política ambiental europea desde la perspectiva de la competitividad empresarial, identificando las oportunidades”.
El consejero señaló que la Estrategia de Economía Circular que el Gobierno Vasco aprobó en enero está alineada con dicho pacto de la Comisión Europea, con el ánimo de “impulsar la transición hacia una economía más eficiente en el uso de los recursos a través de la innovación”. Con las medidas de la estrategia vasca, se estima que para 2030 la facturación de las empresas vascas en productos más circulares aumente hasta los 10.000 millones de euros, se creen más de 3.000 puestos de trabajo en economía circular y las emisiones de carbono asociadas al consumo se reduzcan un 26%.