Investigadores creen que se ha subestimado el metano generado por la gestión de purines y estiércol pero afirman que su aprovechamiento como biocombustible ayudaría a reducir las emisiones y generaría importantes beneficios para las explotaciones.
Una nueva investigación ha descubierto que las emisiones de metano procedentes de los depósitos de purines de las explotaciones lecheras pueden ser hasta cinco veces superiores a lo que sugieren las estadísticas oficiales, y pone de relieve el enorme potencial que existe para convertirlas en una fuente de energía renovable.
El estudio demuestra que, si se captura y transforma en biogás, el metano emitido podría suponer para el sector lácteo un ahorro millonario en costes de combustible. La tecnología de captura ya existe y, si se extendiera a toda la cabaña lechera de la UE, la conversión del metano en biocombustible podría reducir las emisiones en un 5,8% del presupuesto restante para el aumento de la temperatura global, si ésta se mantuviera en 1,5 ºC de calentamiento.
La investigación, llevada a cabo por la Universidad de East Anglia (UEA), en Reino Unido, y la Asociación Internacional de Reducción de Emisiones Fugitivas (IFEAA), se basa en mediciones realizadas en dos explotaciones lecheras de Cornualles (Inglaterra). Junto con un conjunto cada vez mayor de investigaciones de campo internacionales, sugiere que los cálculos de «Nivel 2» utilizados por los países para informar anualmente de sus emisiones al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) pueden no ser sólidos.
Los actuales inventarios nacionales de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) señalan que las emisiones entéricas -las que proceden directamente del sistema digestivo de los animales- son entre tres y nueve veces mayores que las derivadas de la gestión del estiércol, incluido el almacenamiento y esparcimiento de purines y estiércol.
Sin embargo, los resultados, publicados en la revista Environmental Research: Food Systems y en un informe técnico del IFEAA Net Zero Methane Hub, sugieren que el equilibrio entre las emisiones entéricas y las procedentes de la gestión del estiércol podría acercarse mucho más al 50:50. Los autores también reclaman una mayor atención por parte de investigadores y responsables políticos a las emisiones derivadas de la gestión del estiércol.
El profesor Neil Ward, del Centro Tyndall de Investigación sobre el Cambio Climático de la UEA, afirma: «La metodología internacional estándar parece estar subestimando las emisiones de metano procedentes del almacenamiento de purines.
«Afortunadamente, disponemos de la tecnología necesaria para convertir este problema en una oportunidad de negocio para los agricultores, que pueden reducir sus facturas de energía y ser energéticamente independientes si capturan y utilizan el metano como combustible», asegura.
Ward explica que «si las emisiones procedentes de la gestión del estiércol se subestiman de forma significativa, esto no sólo significa que las estimaciones oficiales son inexactas, sino también que las prioridades en torno a las opciones de mitigación podrían estar siendo distorsionadas. Por lo tanto, esta investigación representa una llamada urgente a la acción y a seguir trabajando para comprender mejor las emisiones de metano procedentes de la gestión del estiércol».
Emisiones de las balsas de purines
Los investigadores analizaron las mediciones de las emisiones de las balsas de purines de las dos granjas durante 2022-23. Las balsas se cubrieron con tapas herméticas y se capturó el metano.
Descubrieron que las balsas de purines producen mucho más metano del que sugieren las estimaciones oficiales, como las basadas en los métodos desarrollados por el IPCC. Las emisiones reales de las granjas fueron de 145 kg por vaca y año y 198 kg por vaca y año, respectivamente. Esta cifra es entre cuatro y cinco veces superior a la cifra oficial actual de 38 kg por vaca que figura en el Inventario Nacional del Reino Unido.
Las recomendaciones resultantes para el gobierno incluyen prioridades de investigación y desarrollo, el aumento de las subvenciones para cubiertas de purines y la ampliación de estas ayudas financieras a los equipos de procesamiento de gases asociados.
La profesora Penny Atkins, directora general de IFEAA, explica que «existe tecnología para capturar, procesar y utilizar el metano que actualmente se pierde en la atmósfera y contribuye a la acumulación de gases de efecto invernadero, y parece prometedora desde el punto de vista económico, sobre todo si se puede implantar un marco de incentivos para la inversión de capital en las explotaciones, junto con apoyo normativo».
«La contribución acumulada de metano procedente de la gestión del estiércol de las granjas lecheras es significativa y estos datos demuestran que debemos actuar ya para frenar las emisiones», asegura.
Los investigadores también sugieren simplificar los procesos de planificación y concesión de permisos, así como exenciones fiscales para las inversiones de la cadena de suministro en recuperación y uso de metano, como las inversiones de los procesadores de leche en las granjas proveedoras.
George Eustice, exsecretario de Estado británico de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales y presidente de la IFEAA, añade: «El metano es un gas de efecto invernadero potente pero de vida corta, y reducir las emisiones es fundamental para alcanzar el objetivo Cero Neto y limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados».
«La mala noticia es que las emisiones de la agricultura son mayores de lo que se pensaba, pero la buena es que el metano se captura fácilmente y se utiliza como alternativa a los combustibles fósiles, lo que supone una fuente de ingresos adicional para las explotaciones».