Se trata de iniciativas para valorizar in situ los residuos generados por distintas empresas de diferentes sectores.
La empresa Greene Waste To Energy continúa realizando estudios de viabilidad durante el estado de alarma decretado por la crisis del COVID-19. En la actualidad, la compañía sigue trabajando de manera telemática en siete proyectos para convertir distintos tipos de residuos en energía limpia y otros productos de alto valor añadido. Concretamente se están realizando estudios para tres empresas papeleras, dos cárnicas y dos proyectos en vertederos ubicados en distintos puntos de España.
Aunque actualmente no se pueden realizar análisis de residuos en su planta de Elche, los ingenieros de Greene continúan trabajando para comprobar la viabilidad técnica y económica de cada uno de estos proyectos. El plan de trabajo incluye estudiar la cantidad de residuos generados por la empresa (tanto lodos, como residuos orgánicos, plásticos, etc.), así como su caracterización elemental, análisis inmediato (humedad, cenizas y materia volátil), PCI (Poder Calorífico Inferior) y contendido en cloro y azufre.
A continuación, se estudian las necesidades térmicas y eléctricas de las instalaciones y si se dispone de espacio o existe terreno cerca de ellas para la ubicación de la planta. Los estudios de Greene incluyen también la búsqueda de residuo externo si es necesario para hacer viable el proyecto.
Tras presentar el estudio a la empresa, se inicia una fase de búsqueda de apoyos para el proyecto por parte de la administración, en el marco de impulso de iniciativas que fomenten la economía circular, como es el caso de las plantas Greene.
Una vez se finalicen los estudios de viabilidad, Greene realiza la inversión y se encarga de la operación y el mantenimiento durante toda la vida útil del proyecto. Esto se articula mediante la creación de una SPV (sociedad vehículo) que será la encargada de llevar a cabo el proyecto y su operación. Esto supone para el socio una mejora en su RSC (responsabilidad social corporativa), permitiendo reducir los costes de sus productos gracias una reducción de sus costes energéticos, consiguiendo el certificado de empresa de residuo cero y entrando de lleno en el marco de la economía circular.