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La organización ecologista acusa al sistema de gestión de envases de ser un monopolio al servicio de las grandes marcas y de haber sido incapaz de poner fin a la avalancha de residuos plásticos.

Residuos de envases abandonados
Greenpeace considera que el actual modelo de gestión de envases no evita el abandono de residuos en el medio ambiente. Foto: RESIDUOS PROFESIONAL

Greenpeace ha presentado un duro informe en el que denuncia las deficiencias del actual sistema de gestión de residuos de envases en España. Bajo el título “Ecoembes miente: Desmontando los engaños de la gestión de residuos de envases domésticos”, la organización ecologista acusa a Ecoembes -entidad responsable de la gestión de estos residuos en nuestro país- de estar al servicio de la industria del envase y basar su modelo de negocio en la generación y consumo de envases desechables, en lugar de apostar firmemente por la reutilización y el reciclaje.

El informe afirma que Ecoembes no es una organización medioambiental, sino un monopolio formado por las principales marcas contaminantes de plástico (Coca-Cola, Nestlé, P&G…), que a través de esta entidad “limpian” su imagen sin reducir el ritmo de producción de envases ni impulsar sistemas más sostenibles como el envase retornable y reutilizable.

“Ecoembes y sus empresas han bloqueado durante mucho tiempo alternativas a la de su ineficiente gestión de envases, como sería disponer de un sistema de retorno y devolución de envases. Hablamos de dos décadas perdidas en la lucha contra la contaminación por plásticos”, ha declarado Mario Rodríguez Vargas, director ejecutivo de Greenpeace España. “Por ello, pedimos a la vicepresidenta para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que, con motivo de la inminente tramitación de la nueva Ley de Residuos, fomente medidas reales basadas en la economía circular, con la eliminación de envases de un solo uso y la apuesta por la reutilización y retorno de envases” ha añadido.

El documento se hace eco del informe ‘Maldito Plástico’ que Greenpeace publicó también hace un año, y según el cual de todos los envases de plástico que la ciudadanía compra, apenas se recupera y recicla a través del contenedor amarillo el 25% (datos del año 2016), frente al 75,8% declarado por Ecoembes (año 2018).

Fallos del sistema

Para argumentar su denuncia, Greenpeace ha realizado una investigación sobre el terreno para evidenciar algunos «graves fallos del sistema» y responder a la pregunta ¿dónde acaban de verdad los envases? La conclusión a la que llega el informe es que la mayoría termina en vertederos, incineradoras, exportados, quemados o, directamente, abandonados en el medio ambiente.

Según datos del Ministerio de Transición Ecológica, el 44% de los plásticos españoles acaban en vertederos, cuando la mayoría podrían ser reciclados. El informe de Greenpeace pone el ejemplo del caso de Utiel Recicla SL en Valencia, «una instalación no habilitada para almacenar plástico» pero que sin embargo «ha llegado a acumular hasta 30.000 toneladas de plástico» de diversas empresas, varias de ellas «homologadas y adjudicadas por Ecoembes para comprar el material del cubo amarillo». Una sentencia obligó en 2018 a la retirada inmediata del plástico, pero Greenpeace denuncia que una parte importante de este material, lejos de ser reciclado, se enterró en el vecino vertedero de Caudete de las Fuentes.

Otra de las fisuras que Greenpeace encuentra en la gestión de residuos en España está relacionada con los incendios en plantas de reciclaje. Desde 2012 a septiembre de 2020, se han contabilizado 342 incendios en plantas de reciclaje y, al menos, hasta 2019, 35 de ellas aparecen en los listados de recuperadores y recicladores homologados por Ecoembes. De estas 35 plantas, 26 han sufrido más de un incendio -y algunas hasta cinco- en este periodo. «El material ardido puede, por tanto, tratarse de material comprado a Ecoembes y que se contabilizó como reciclado en sus estadísticas», explica el informe.

Exportación de residuos

Pero si mal está contaminar nuestro medioambiente, enviar los residuos a países con menor capacidad de gestión resulta aún más cuestionable. Sin embargo, según Greenpeace, la normativa laberíntica de exportación y la falta de controles permite que algunos exportadores envíen plásticos al exterior a sabiendas de que no se van a reciclar. «El fraude más común -asegura el informe- es asignar un código diferente a los residuos, para que implique menores requerimientos y restricciones a su exportación

En Malasia, por ejemplo, Greenpeace ha encontrado, dos años seguidos, envases plásticos españoles en vertederos ilegales, como el de Jenjarom. El ministerio de Energía, Ciencia, Tecnología, Cambio Climático y Medioambiente malasio ha devuelto a España, en los dos últimos años, más de una veintena de contenedores de residuos plásticos que intentaban entrar al país ilegalmente. Este mismo mes de febrero, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico de España manifestaba públicamente sus sospechas sobre el traslado ilícito de residuos: “Como resultado de estas inspecciones se ha podido detectar que una parte importante de residuos de plásticos exportados a los países asiáticos desde España no son trasladados de acuerdo a la normativa vigente, pudiendo resultar en muchos casos como traslados ilícitos.“

Y no es la única zona. También se han encontrado indicios de exportación de plástico en otros países como Indonesia y Ghana.

Greenpeace también acusa a Ecoembes de hablar de economía circular para referirse al plástico que se quema e incluso de financiar a entidades públicas por la valorización energética de envases. Para la organización ecologista, la incineración es «el peor sistema de gestión de residuos, ya que emite sustancias muy tóxicas (como las dioxinas/furanos que causan cáncer) o metales pesados como el mercurio, cadmio y plomo, así como los principales gases de efecto invernadero».

Sobrecoste económico

Por otro lado, además del problema medioambiental, el informe de Greenpeace denuncia que el modelo de gestión de Ecoembes está generando un sobrecoste, tanto a las empresas productoras, dado que muchos de los envases por los que han pagado el punto verde no se reciclan, como a la ciudadanía, ya que es el propio SIG quien «calcula, normalmente a la baja, lo que costará a los ayuntamientos la recogida de envases plásticos -del contenedor y de la calle-, generando sobrecostes a las administraciones».

La organización ecologista también hace una serie de reclamaciones para dar la vuelta al actual sistema de gestión, que considera ineficaz. Así, pide a Ecoembes que destine la tasa obtenida por el punto verde a pagar los costes de gestión en su totalidad y que el dinero recaudado por esta vía sea gestionado por las administraciones locales, que son las que recogen y transportan los envases.

Igualmente reclama al Gobierno y las Comunidades Autónomas que establezcan una legislación que fomente la reutilización y un sistema de gestión de residuos integral, y a los ayuntamientos, que fomenten medidas para la reducción del plástico de un solo uso.

Respecto a los consumidores, les pide que reduzcan en lo posible su consumo de plástico de un solo uso y que sigan separando residuos «hasta que tengamos un sistema eficaz de gestión».

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