La investigación advierte de que los micro y nanoplásticos provocan daños a las abejas, lo que puede afectar a la polinización y, en consecuencia, a la producción agrícola.

El impacto de los microplásticos en las abejas
Una abeja lleva un trozo de espuma de polietileno a su nido. Foto: Felix Fornoff / Universidad de Friburgo

Las partículas nano y microplásticas contaminan cada vez más los paisajes urbanos y rurales, donde las abejas y otros insectos beneficiosos para el equilibrio del ecosistema entran en contacto con ellas. Si los insectos ingieren partículas de plástico procedentes de los alimentos o del aire, estos pueden dañar sus órganos y provocar cambios en su comportamiento, impidiéndoles realizar correctamente servicios ecosistémicos como la polinización y el control de plagas. Así pues, la contaminación por plásticos plantea riesgos considerables para la biodiversidad, la producción agrícola y la seguridad alimentaria mundial. Estas son las principales conclusiones de un nuevo estudio publicado en la revista Nature Communications y realizado por un equipo internacional de investigadores.

Los microplásticos tienen un tamaño de entre un micrómetro y cinco milímetros; las que son aún más pequeñas se denominan nanoplásticos. Mientras que los efectos nocivos de estas micropartículas en el agua y para especies concretas están bien documentados, hasta ahora no se han realizado revisiones sistemáticas sobre cómo afectan a los ecosistemas agrícolas. Para llenar este vacío, los autores de la revisión resumieron por primera vez 21 estudios individuales ya publicados. Se interesaron especialmente por la cuestión de cómo los insectos polinizadores y otros insectos beneficiosos entran en contacto con los micro y nanoplásticos y qué consecuencias tiene la ingestión de estas partículas para ellos, así como para los ecosistemas que dependen de ellos y para la producción agrícola.

De este modo, los investigadores lograron identificar en primer lugar las distintas fuentes de las que proceden los microplásticos que acaban en las tierras agrícolas, entre ellas las películas de plástico, los fertilizantes, el agua contaminada y las deposiciones atmosféricas. Las partículas de plástico se acumulan en el suelo, y los polinizadores e insectos que son importantes para el control de plagas las ingieren del aire y de los alimentos o las utilizan para construir nidos.

Impacto directo en la producción agrícola

Los autores del estudio establecen que la ingestión de microplásticos por las abejas provoca, por ejemplo, daños en su aparato digestivo, el debilitamiento de su sistema inmunitario y cambios en su comportamiento. Esto hace que las abejas sean más susceptibles a las enfermedades, lo que puede provocar que polinicen las plantas con menos eficacia.

«Encontramos microplásticos en el intestino de las abejas y vemos cómo las abejas silvestres utilizan el plástico para construir sus nidos. Por tanto, necesitamos investigar urgentemente qué interacción tiene esto con otros factores de estrés, como el cambio climático, para las abejas y sus servicios de polinización», afirma la Dra. Alexandra-Maria Klein, coautora del estudio y profesora de conservación de la naturaleza y ecología del paisaje en la Universidad de Friburgo, en Alemania. La disminución de los servicios de polinización repercute negativamente en el rendimiento de los cultivos. Así pues, la contaminación por plásticos podría agravar aún más las incertidumbres existentes en el suministro mundial de alimentos, advierten los investigadores.

Interacción con otros factores ambientales

Además, los micro y nanoplásticos también agravan las amenazas que plantean otros factores de estrés ambiental, como los pesticidas, la contaminación química, los hongos y los patógenos. Por ejemplo, algunas zonas se convierten en «puntos calientes», donde las partículas de plástico interactúan con virus nocivos. Como resultado de tales interacciones, los microplásticos podrían tener graves efectos sobre los polinizadores y, por tanto, sobre la estabilidad del sistema alimentario.

No obstante, los investigadores también subrayan las limitaciones de su estudio. Por ejemplo, se dispone de pocos datos sobre importantes polinizadores e insectos beneficiosos como abejorros y mariquitas. Además, los datos actuales no permiten diferenciar los efectos de los distintos tamaños y cantidades de microplásticos. Los investigadores necesitan realizar más estudios para comprender mejor el creciente problema de la contaminación por plásticos y encontrar soluciones al mismo. «Sin embargo, hoy en día ya está claro que existe una necesidad acuciante de control político de la contaminación plástica», afirma Klein.

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