Los impuestos ambientales pueden contribuir a tener un planeta y una población más saludables. También estimulan la generación de empleo y el crecimiento, son fáciles de administrar y difíciles de evadir. No obstante, las políticas ambientales y climáticas de la UE pueden mermar la base existente para este tipo de impuestos. Este y otros factores sistémicos tienen implicaciones para el diseño de los futuros sistemas fiscales en Europa, según un informe publicado por la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).
El informe, «la tributación ambiental y las políticas medioambientales de la UE” ofrece una visión general de los instrumentos del mercado, tales como impuestos, tasas de reciclaje, esquemas de quien contamina paga o permisos de comercio de emisiones, creados en virtud de la legislación medioambiental de la UE. También se analiza el diseño actual y la aplicación de impuestos ambientales en los países miembros de la AEMA y considera las perspectivas de futuro.
Energía, carbono y transporte son las áreas en las que los impuestos ambientales son más utilizados y donde se genera la mayor cantidad de ingresos. El análisis muestra que existen impuestos sobre los recursos y la contaminación en la mayoría de los Estados miembros y sus ingresos son limitados, pero tienen un gran potencial para cambiar el comportamiento hacia una economía circular y la eficiencia de los recursos.
El informe hace hincapié en el valor que los impuestos ambientales juegan en el desacoplamiento de la contaminación y el uso de los recursos del desarrollo económico. Por ejemplo, en Suecia, el PIB ha crecido un 58% entre 1990 y 2013 desde la introducción de un impuesto sobre el dióxido de carbono que contribuyó a una reducción del 23% de las emisiones de gases de efecto invernadero durante el mismo período.
Estos impuestos también contribuyen a una vida más saludable y pueden estimular la tecnología sostenible y la ecoinnovación, que generan riqueza y empleo verde. Estos a su vez ayudan al objetivo europeo de avanzar hacia una economía baja en carbono y eficiente en el uso de los recursos y en el apoyo a las políticas sobre crecimiento, competitividad y empleo de la UE y sus objetivos de la estrategia Europa 2020. Los impuestos ambientales son menos distorsionantes respecto al comportamiento económico en comparación con los impuestos corporativos y sobre el trabajo. También tienen tasas de evasión más bajas y menores costos administrativos.
De cara al futuro, el informe considera que la mejora del rendimiento ambiental, junto con los cambios demográficos, plantea desafíos sistémicos para el diseño de políticas en materia de impuestos. Así, las nuevas tecnologías de bajas emisiones y bajo consumo de carbono en los sectores industriales y de transporte pueden dar lugar a la erosión de las bases impositivas vigentes en los países europeos.
Por ejemplo, el plan de impuestos de matriculación holandés ha influido en los compradores de coches a adquirir vehículos más pequeño, que emiten menos carbono, lo que a su vez ha dado lugar a una reducción de los ingresos fiscales. Los ingresos fiscales por los impuestos al combustible para el transporte también disminuirán cuando la venta de gasolina y diésel caigan como consecuencia de los objetivos de la política climática de la UE.
Al mismo tiempo, la proporción de población de edad avanzada (> 65) aumentará, mientras que el nivel de la oferta de trabajo (grupo de edad 15-64 años) disminuirá en la mayoría de los países, lo que lleva a una potencial reducción de los ingresos por impuestos sobre el trabajo.
El informe recomienda considerar estos desafíos junto a otros como la competitividad económica y las implicaciones distributivas cuando las autoridades estudien el potencial de estos impuestos ambientales para una economía verde.
Otros puntos clave
- El informe identifica 18 instrumentos vinculantes y 24 no vinculante como gravámenes, permisos o impuestos basados en la actual legislación medioambiental de la UE en todos los países miembros de la AEMA.
- Los ingresos por impuestos ambientales en la UE-28 aumentó un 9,5% en términos reales entre 2002 y 2014 (un aumento promedio de 0,8% por año).
- Existen diferencias entre los países miembros de la AEMA en términos de ingresos por impuestos ambientales. En 2014, Dinamarca presentó el mayor porcentaje de los ingresos sobre el PIB (4,1%), seguida de Eslovenia (3,9%), Croacia (3,9%) y Grecia (3,7%). El promedio de aa UE 28 se situó en el 2,5% en 2014, en comparación con el 2,3% en 2008.