Las empresas de Aclima resistieron el impacto de la pandemia y consiguieron incrementar su cifra de negocio en ámbitos medioambientales durante el pasado ejercicio, a la vez que mantuvieron el empleo.
Las empresas de la asociación clúster de industrias de medioambiente de Euskadi (Aclima) facturaron 2.101 millones de euros en 2020 en ámbitos ambientales en el País Vasco. Todo ello, manteniendo el nivel de empleo de 2019 y con perspectivas de un ligero crecimiento para 2021. Así, el sector ambiental vasco ha llegado a representar alrededor del 5% del PIB de Euskadi, y está llamado a seguir creciendo y convertirse en palanca de competitividad para el resto de sectores en la recuperación económica tras la COVID-19.
«Si bien durante el año pasado, la pandemia del coronavirus ha provocado una crisis de salud y económica a nivel global, también ha sido el año en el que el compromiso de Europa por el desarrollo sostenible y la economía circular ha quedado afirmado definitivamente; de hecho, la vía para la recuperación está siendo la profundización en las acciones y políticas del Green Deal», explicó el presidente de Aclima, Xabier Caño, durante una rueda de prensa celebrada el pasado viernes en Bilbao.
Aclima presentó los resultados correspondientes al año 2020 en un acto en el que participaron el presidente de la asociación, Xabier Caño, y su directora general, Olga Martín.
Ambos destacaron el papel estratégico del sector para los próximos años, en los que, según resaltó Martín, se abre un «marco de oportunidad» para que los «retos» de la transición energético-medioambiental que deberán asumir las empresas sean «oportunidades para contribuir a la reactivación económica y del empleo».
De hecho, recordó Caño, la Estrategia Industrial Europea, actualizada en el mes de mayo para responder a las consecuencias de la pandemia, hace hincapié en la necesidad de profundizar en la transformación hacia «una economía más sostenible, digital, resistente y competitiva».
Europa quiere que sus socios salgan de esta crisis reforzados, optimizando «la resiliencia del mercado único», minimizando «las dependencias estratégicas del continente», e impulsando «la twin transition», esto es, una transición verde y digital, explicó Caño.
En términos generales, 2020 ha sido un ejercicio positivo en la apuesta del sector por la innovación, afianzándose la línea Basque Environment 4.0, que promueve las tecnologías 4.0 para procesos, productos y servicios medioambientales.
Ahora, las nuevas políticas europeas dotan al sector medioambiental de un papel aún más estratégico como palanca de competitividad y adaptación para el resto de sectores.
Así, estrategias como los Fondos Next Generation, para posibilitar la recuperación, priorizarán aquellos proyectos que tengan un impacto climático positivo y los proyectos ambientales entre sus líneas estratégicas. Y la propia comunidad autónoma vasca se rige también por estas directrices, con documentos como la Estrategia de Economía Circular del País Vasco 2030, la Estrategia Klima 2050, la Agenda Euskadi 2030 y la estrategia Basque Green Deal, que para Caño «dan muestra del compromiso del Gobierno Vasco con la descarbonización, la economía circular y la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible».
«Se están aprobando normativas y objetivos ambientales a nivel europeo, estatal y local, que plantean retos ambientales a los sectores industriales», explicó Martín, quien resaltó que estos cambios son «un marco de oportunidad para consolidar las capacidades existentes e impulsar nuevos subsectores y cadenas de valor mediante la generación de nuevas empresas, desarrollo de nuevas tecnologías y capacidades».
Y ahí, destacó Caño, el sector medioambiental vasco, con el trabajo desarrollado en estos años, es «un sector estratégico y experimentado que, además, presenta un gran potencial y constituye una interesante oportunidad en la generación de nuevos negocios, mercados y empleo».