Varias organizaciones europeas critican que se esté debilitando la ambición de la futura normativa en materia de circularidad de los plásticos de automoción.
El proyecto de informe del Parlamento Europeo sobre el Reglamento relativo a los vehículos al final de su vida útil (VFU), actualmente en debate, plantea serias preocupaciones en el sector del reciclaje sobre su impacto en la circularidad en el sector de la automoción. Así, varias organizaciones europeas de recicladores y gestores de residuos instan a los responsables políticos a mantener los objetivos de contenido reciclado establecidos por la Comisión Europea y a rechazar cualquier intento de diluirlos. También instan a que se rechacen las disposiciones que pretenden ampliar el ámbito de aplicación para incluir nuevos tipos de residuos o materiales, lo que podría socavar las industrias europeas de reciclaje y gestión de residuos.
El manifiesto lo firman la asociación europea de gestores de residuos (FEAD), la confederación de industrias del reciclaje (EuRIC) y Plastics Recyclers Europe (PRE), a los que además se suman la plataforma europea por el transporte sostenible (T&E), la organización para la estandarización ambiental (ECOS) y la oficina europea de medio ambiente (EEB)
La ambición general del proyecto de informe se ha debilitado significativamente en comparación con la propuesta de la Comisión, con retrocesos clave que incluyen una reducción en el objetivo de contenido de plástico reciclado del 25% al 20% y una disminución en el objetivo de circuito cerrado del 25% al 15%, amenazando con frenar el progreso hacia un sector automotriz verdaderamente circular.
En un manifiesto conjunto, las organizaciones firmantes aseguran que unos objetivos ambiciosos de contenido reciclado son cruciales para estimular las inversiones en las tecnologías e infraestructuras necesarias para reciclar los plásticos de los vehículos al final de su vida útil de forma eficiente, mejorando las tasas de recuperación de materiales y reduciendo el volumen de residuos enviados a valorización energética o a vertederos.
Además, la inclusión del plástico de base biológica y de los residuos plásticos preconsumo para que cuenten en el contenido mínimo reciclado y en el objetivo de circuito cerrado para los vehículos nuevos supone una amenaza más para el alcance original de las normas propuestas, ya que no hacen referencia al tratamiento de los plásticos al final de su vida útil y, por lo tanto, no tendría ningún efecto positivo en el aumento de la circularidad y el reciclado de los plásticos.
Por el contrario, podrían obstaculizar significativamente el sector del reciclaje de plásticos al desviar la atención y los recursos de los verdaderos esfuerzos de reciclaje. En lugar de apoyar las inversiones en infraestructuras de reciclaje, se corre el riesgo de crear una falsa percepción de progreso, al tiempo que no se refuerza la circularidad de los plásticos de automoción y, en última instancia, se retrasa la transición a una economía verdaderamente circular. Además, es necesario garantizar que todas las tecnologías de reciclado viables contribuyan eficazmente a una economía de los plásticos sólida y verdaderamente circular.
A medida que Europa se esfuerza por lograr la competitividad y la simplificación normativa, es crucial que las opciones políticas no debiliten la circularidad ni limiten el potencial del reciclado de alta calidad. Un enfoque más ambicioso con objetivos ambiciosos de contenido de plástico reciclado en los vehículos es esencial para garantizar que se recuperen materiales valiosos, que la industria europea del reciclaje siga siendo competitiva y que el continente reduzca su dependencia de las materias primas importadas, concluye el manifiesto.