El proyecto QUITINSECT estudia la optimización de las técnicas de extracción y transformación de quitina, un biopolímero natural, obtenido del gusano de la harina, para aplicaciones de valor añadido.

Aprovechar la quitina de insectos para hacer envases más sostenibles

CETIM Technological Centre recibió la semana pasada en sus instalaciones de A Coruña a las empresas del grupo Tebrio, ubicada en Salamanca y especializada en la producción y transformación de insectos, y Eversia, con sede central en Murcia y con una trayectoria de 45 años en el sector packaging flexible. El motivo de la reunión fue evaluar los avances que se han conseguido hasta la fecha en QUITINSECT, un proyecto que busca crear envases alimentarios más sostenibles y con mejores propiedades en cuanto a características barrera, antioxidantes y antimicrobianas a partir de quitina y sus derivados de valor añadido que se extraen del insecto Tenebrio molitor, también conocido como gusano de la harina.

La quitina es un biopolímero natural que presenta un alto valor debido, principalmente, a que la encontramos directamente en la naturaleza como componente estructural y es fácilmente metabolizable a residuos no tóxicos. Además, presenta unas excelentes propiedades antimicrobianas, de biodegradibilidad o flexibilidad y versatilidad. Y estas características son muy útiles, sobre todo, en el packaging alimentario, donde ya no solo se buscan materiales que permitan crear una buena estructura, sino aquellos que aporten un valor añadido adicional para la mejor conservación del producto.

CETIM, centro tecnológico referente en economía circular, coordina científicamente el proyecto QUITINSECT aportando su amplia experiencia en el desarrollo de procesos biotecnológicos y creación de nuevos biomateriales. Su principal objetivo es optimizar dichas tecnologías para extraer y blanquear la quitina de Tenebrio molitor y lo combinará con procesos mecánicos y químicos, para la obtención de nanofibras de quitina y nanopartículas de quitosano, con las que finalmente se crearán recubrimientos y film poliméricos con aplicación final en el envasado alimentario.

Su responsable de Materiales Avanzados y del proyecto, Rosalía Noguerol, ha comentado: “Es todo un honor para nosotros participar en esta investigación de vanguardia, desarrollando productos de alto valor añadido en la industria de food packaging, partiendo de uno de los biopolímeros más abundantes de la naturaleza, la quitina. Estamos muy ilusionados, ya que creemos que este proyecto va a revolucionar la forma de envasar los alimentos, así como la obtención de biopolímeros sostenibles y homogéneos originarios a partir de una planta biotecnológica de insectos, aportando un gran valor tanto a la industria como a la sociedad».

Tebrio, líder en Europa en la cría y transformación del Tenebrio molitor, lidera la iniciativa desde el punto de vista de la investigación y optimización del proceso de obtención de quitina y quitosano por métodos químicos. También aporta su conocimiento en la fase posterior de modificación, todo ello en colaboración con CETIM. La empresa afincada en Salamanca también se encargará de la vigilancia tecnológica, donde se centrará en las rutas de obtención de quitina, quitosano y otros derivados.

Eversia, una empresa con una trayectoria de 45 años en el sector packaging flexible ofreciendo soluciones eficientes y respetuosas con el medio ambiente, establecerá los requisitos que debe reunir la quitina y el quitosano para su uso en el envasado alimentario y las potenciales aplicaciones en diferentes tipos de envases y films. Asimismo, realizará un proceso de extrusión del material obtenido y analizará las propiedades de films con y sin aplicación de quitina, con el objetivo de obtener una comparación de resultados con otras soluciones de referencia en base polietileno y bioplástico.

Empresas y centro de investigación combinan la visión industrial con la investigadora para validar la mejor ruta técnica, económica y medioambiental del escalado de nuevos biomateriales derivados de quitina de Tenebio molitor. Así, trabajarán durante 36 meses para lograr crear envases de alimentación más sostenibles y con mejores propiedades barrera, antimicrobianas y antioxidantes.

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