Con una capacidad de entre 300 y 500 kg, el sistema puede retener hasta 3,4 toneladas por cada recambio de redes.
Tres toneladas y media de residuos higiénicos, fundamentalmente toallitas húmedas, es la cifra que voluntarios y voluntarias han retirado de la ribera del río Jarama dentro del marco del proyecto Limpia Ríos, Salva Océanos (LRSO) de Biotherm y Fundación Ecoalf con la colaboración del Proyecto Libera de SEO/BirdLife en alianza con Ecoembes.
Este tipo de residuos suponen un 30% del total de residuos retirados y caracterizados por los participantes en las actividades de recogida. En las orillas del Jarama se acumulan bastoncillos, toallitas, compresas, salvaslips o tampones. Todos estos residuos que se desechan incorrectamente por el WC son perjudiciales para el medio ambiente y nuestra salud.
Ante esta realidad, el proyecto, con la colaboración del ayuntamiento de Coslada, identificó los puntos negros desde los que se realizan este tipo de vertidos al río y proyectó la instalación de cestas de captación, unos elementos que dejan pasar el agua, pero atrapan los residuos sólidos de tamaño mediano y pequeño.
Se han instalado 10 redes de captación, 8 con una capacidad de hasta 300 kg cada una y 2 con una capacidad de hasta 500 kg cada una. Una vez llenas, se recambiarán por otras vacías. Por tanto, el sistema tiene la capacidad de retener hasta 3,4 toneladas por recambio de redes, lo que, al año, va a vitar que lleguen al río unas 17 toneladas de toallitas. Además, para conocer mejor el tipo de residuo higiénico, se analizarán los componentes de las cestas una vez llenas, pudiendo llamar la atención a la ciudadanía sobre el uso de ciertos productos.
Alberto Remacha, coordinador del proyecto en SEO/BirdLife, señala que “el Jarama es un cauce sometido a una gran presión demográfica y muy castigado en gran parte de su recorrido. Este proyecto da la oportunidad a la ciudadanía de entrar en contacto directo con él, conocer sus amenazas y contribuir a su conservación, ya que la mayoría de las actuaciones están abiertas a la colaboración”. Y añade: “Desde el Proyecto LIBERA consideramos de gran importancia conservar espacios naturales cercanos a grandes urbes, como es este caso, por su gran potencial de sensibilización, el disfrute que pueden hacer de ellos miles de personas, y los refugios que suponen para especies de flora y fauna”.
Impactos de los residuos higiénicos
Ya sea por el material con el que se fabrican o por las características del mismo y su capacidad de biodegradación en el medio, los residuos higiénicos desencadenan una serie de impactos en la salud, las especies y los ecosistemas. Por ejemplo, las toallitas, que tienden a enredarse en el barro, pequeñas ramas y otros posibles residuos y forman montículos dentro del lecho haciendo que el agua se mueva más lentamente. Estas estructuras también obstaculizan el paso de algunas especies acuáticas como peces e invertebrados. Que las aguas se muevan más lentamente también contribuye a un aumento de la temperatura del agua y a que los nutrientes se transporten más lentamente afectando así a todo el ecosistema.
Pero, ¿cómo terminan estos residuos en el cauce del río? El problema reside en los momentos de grandes lluvias, cuando el agua de las calles se junta con las aguas de los hogares y satura un sistema que, para evitar el colapso y la rotura, devuelve los residuos al río. A este problema se le une el mal uso que hacen las personas del WC, por el que tiran residuos no degradables, que atascan tuberías y depuradoras y supone un gasto de millones de euros anuales en su limpieza.
Soluciones al problema
Un simple gesto cotidiano como tirar de la cadena puede estar asociado a malas prácticas que tienen consecuencias negativas en nuestra salud y en el medio ambiente. Es necesario promover un cambio radical de comportamiento, y para ello es imprescindible informar, educar y concienciar sobre estos problemas a la ciudadanía.
Tanto las administraciones públicas, como las empresas y organizaciones ambientales son piezas claves para contribuir a este esfuerzo colectivo. El sector industrial es también una pieza clave para contribuir a un futuro más sostenible, desarrollando productos cuyo diseño, materias primas e información al consumidor contemplen, no solo las necesidades a cubrir como producto, sino también la sostenibilidad ambiental, siempre integrada en el marco de la economía circular.
“Entre todos se puede llegar a un equilibrio que cuide de uno de los valores más preciados del ser humano: la naturaleza con la que convive, en la que habita y que le nutre. Limpia Ríos, Salva Océanos quiere poner su granito de arena, alertando, sensibilizando y dando visualización al problema”, concluye Alberto Remacha.