Se trata de espacios en los que se pueden coger prestados todo tipo de objetos para usos esporádicos, evitando así un consumo innecesario y promoviendo la reutilización y la prevención de residuos.
El alumnado de 3º y 4º de la ESO del grupo Estímuls del Instituto Euclides, de Pineda de Mar, y del grupo Passarel·les del Instituto Domènech i Montaner, de Canet de Mar, ambos en la comarca del Maresme, en Barcelona, han trabajado duro para crear en sus centros un espacio de préstamo de objetos para usos esporádicos, las llamadas bibliotecas de las cosas.
Se trata de los primeros espacios de préstamo de objetos en funcionamiento en un centro escolar de Cataluña, impulsados por Maresme Circular, la marca del Consorcio de Residuos del Maresme. La iniciativa se inspira en la experiencia de la Biblioteca de las Cosas de Sant Martí, la primera del país, y busca fomentar la prevención de residuos, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y el uso eficiente de los recursos. En la Biblioteca de las Cosas de Sant Martí, por ejemplo, con los más de 400 préstamos del último año, se han evitado 1.500 kilos de residuos y más de 6.000 kilos de CO2 equivalente.
Profesorado y alumnado han dedicado muchas sesiones a decidir cómo querían que funcionara su biblioteca de las cosas, a recoger los objetos y prepararlos, acondicionar el espacio y comunicar el proyecto al resto de la comunidad educativa.
El proyecto les ha servido para reflexionar sobre el consumismo y sus impactos ambientales, a la vez que les ofrece una forma de implicarse en la transformación hacia un modelo de consumo más sostenible.
Gestionado por los alumnos
En ambos casos, se ha habilitado un espacio dentro del mismo instituto para albergar los objetos disponibles. La mayoría son donaciones hechas por personas de la propia comunidad educativa, aunque también han recibido aportaciones de objetos de comercios locales y de los respectivos Ayuntamientos. Así se ha conseguido, por ejemplo, un colchón hinchable, una tienda de campaña, un transportín para gatos o perros pequeños, juegos de mesa o un par de agujas para hacer ganchillo. Pero también se han realizado algunas compras, como una máquina de coser o una aspiradora para el coche.
El catálogo se puede consultar online. Una vez formalizada la reserva, se puede pasar a recoger en el horario de apertura o previa cita. Es el propio alumnado quien se ocupa de la gestión de los préstamos, mantener actualizado el catálogo digital, etc.
Una experiencia enriquecedora
“Gracias al proyecto trabajamos como un equipo cooperante entre nosotros, y lo más importante, nos permite contribuir al cuidado del medio ambiente”, asegura el alumnado del instituto de Canet de Mar que destaca que “lo más interesante de nuestra Biblioteca es ver cómo a un objeto condenado a muerte le damos vida y resulta útil para otras personas”.
Los y las estudiantes del centro de Pineda de Mar también valora muy positivamente que con la Biblioteca se puede “dar un segundo uso a las cosas que ya no utilizamos”. Asimismo, subrayan que “no todo es comprar; también es compartir” y añaden: “¡Tenemos muchas ganas de que este proyecto salga adelante!”.
Para el profesorado, la experiencia también ha sido muy enriquecedora. El equipo que ha acompañado el proceso en Canet de Mar cree que el proyecto ha sido una oportunidad para «trabajar con los alumnos desde diferentes ámbitos de una manera muy vivencial favoreciendo un servicio hacia la comunidad», en una iniciativa que también les ha permitido «profundizar en la concienciación de la importancia de tener cuidado cuidar el medio ambiente».
El profesorado del Instituto Euclides de Pineda de Mar valora que con la creación de la Biblioteca de las Cosas, el alumnado haya podido “ver el resultado de un proyecto que sigue adelante del que son responsables y que es totalmente vivencial”, y también que el proyecto “promueve la competencia emprendedora del alumnado y crea vínculos entre el centro, el barrio y el municipio”.
Un proceso de aprendizaje y servicio
Para acompañar el proceso de creación de estas bibliotecas de las cosas, los institutos han contado con el apoyo técnico de Nusos y Rezero, las dos entidades impulsoras de la Biblioteca de las Cosas de Sant Martí.
Las tareas empezaron el curso pasado, vinculadas al Aprendizaje y Servicio Comunitario sobre economía circular y reducción de residuos impulsado por Maresme Circular, dentro del Plan de Prevención de Residuos de la comarca, que tiene como a objetivo reducir un 26,4% la generación de desechos en 2027, respecto a 2010.